CAPÍTULO 6

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Tipo de narrador: omniciente .

Como todas las mañanas Kanín se encontraba en la calle del mismo callejón donde esperaba a Londres, ya era algo de lo que se estaba acostumbrando y frecuentemente saludaba a la señora Lorencia, vecina de Londres. Cada mañana que Kanín pasaba por Londres la señora Lorencia siempre tenía listo un par de galletas que le regalaba a esos dos jóvenes.

Kanín aún recuerda la primera vez que vio a la señora, asomada en la puerta del edificio asombrada por el lujoso auto del chico nuevo; la anciana decidió acercarse y entablaron una conversación un tanto incómoda por parte de Kanín, ya que él no entendía mucho a la señora.

La señora Lorencia se caracteriza por ser una ciudadana indígena, nunca tuvo una buena educación— es por esto que no domina muy bien el inglés —, y hoy en día se vale de los ingresos que le ofrece el gobierno.

—¿Usted sabe en qué piso vive Londres?—preguntó el chico queriendo saber un poco más de la chica misterio, ya que ella se negaba hablar de su vida personal.

—¿Quién es esa?—preguntó la anciana con el entrecejo arrugado, queriendo acordarse de alguien.

—Una chica medio obstinada, que parece que no tuviera un mísero peso para comprarse más ropa pero si zapatos...—Kanin al notar la cara de confusión de la anciana decidió aclarar mejor la información—. Ojos verdes, me llega a los hombros y siempre carga ropa holgada.

La señora Lorencia hizo click al recordar a aquella joven que venía todos los días en otro carro lujoso acompañada por su sexy conductor, todos los días la joven pasaba por la puerta trasera del edificio para luego salir por la puerta principal e irse con este joven.

—Claro, la mujer blanca y buena con chofer sexy—declaró la señora sonriente.

Con esa declaración Kanín se tensó por completo preguntándose si ¿había escuchado bien? Y qué la señora lo había llamado sexy...o era su imaginación

No hubo tiempo de aclarar las preguntas porque en ese momento Londres salió del edificio haciendo pasos extraños con sus pies siguiendo el ritmo de la música que escuchaba a través de los audífonos. Inmediatamente ella se percató de las dos personas que tenía enfrente y les sonrió alegremente a ambos antes de dar los buenos días.

—La mujer blanca y buena ha llegado con el chófer sexy—saludó la señora.

Londres sabía que la señora Lorencia la había visto un par de ocasiones llegar con Alfred y agradece al altísimo de que la anciana no supiera conjugar muy bien los verbos.

— Si, he llegado con el chófer sexy— se acerca hacia el chico abrazándolo por la cintura, confirmando las sospechas de Kanín de que la anciana le había dicho sexy a él—, que ahora me llevará al campus señora Lorencia. La veo más tarde.

y con eso se fueron a demostrar su relación fingida al campus.

—Dugga...Dugga...¡Dugga!

Londres habló haciendo que Kanín volviera de sus recuerdo y viendo a la chica misterio con el ceño fruncido; percatándose de la presencia de un tercero y es que al lado de Londres e encontraba una chica más baja que ella, con la misma apariencia de Londres pero más infante, sólo que su cabello es negro azabache.

—¿Qué te pasa?—preguntó el chico.

—Espero a que muevas tu trasero al coche y nos vayamos de una vez

—¿Y ella qué?—preguntó señalando a la hermana de Londres, por su parte solo le frunció el ceño inspeccionando al chico de arriba a abajo, buscando algún defecto, pues según ella el chico era perfecto y parecía sacado de una novela.

Si los deseos fueran estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora