Mayra se situó al lado de Eder, y podría jurar que parecían una pareja de portada, como si fueran creados para estar uno al lado del otro, una pareja perfecta y bonita, dos personas inalcanzables y de la misma clase. Sus ojos abandonaron los de Eder, distraído con la elegante mano de Mayra que se movió con delicadeza y con un movimiento calculado para marcar territorio y seducir, lo colocó en el brazo de Eder y lo dejó resbalar con suavidad, hasta encontrar su mano, la misma mano que apenas unos días envolvió las suyas, las que sintió suyas, ahora parecían haber sido hecha para envolver la mano delicada y elegante de Mayra.
Volvió a mirar a Eder a los ojos aturdida mientras sentía algo hundirse en su pecho y una rabia que la impulsaba a querer arrancar la mano de Mayra de encima suyo y descuartizarla.
Él como si no comprendiera su reacción dirigió la mirada hacia donde Seryn miraba unos instantes antes, y observó su mano unida a la de Mayra, como si no comprendiera en qué momento había sucedido eso, sí le sorprendió o le molesto no lo demostró, no apartó la mano, solo levantó la mirada hacia Mayra recibiendo la sonrisa tan perfecta y brillante que le dedicó.
Le devolvió la sonrisa, Eder le devolvió la sonrisa, daba igual si fue una forzada y apretada, la cuestión es que a ella sí que le devolvió la sonrisa. Jamás creyó que un simple gesto pudiera doler y fastidiar tanto, jamás pensó que la sonrisa de alguien, sobre todo la suya fuera tan capaz de desatar ese fuego en su pecho.
Cuando apartó la mirada de Mayra pensó por un instante que la miraría, pero no lo hizo, no la miró, como si jamás la hubiera visto, simplemente se convirtió en un fantasma ante sus ojos, era evidente que Mayra era capaz de hipnotizar a un hombre con su belleza, hacer invisible a la demás mujeres, pero no pensó que Eder fuera ese tipo de hombre en el que tuviera ese efecto, no pensó que ella fuera así ante sus ojos, pero al parecer no sabía muchas cosas, en realidad sentía que no sabía nada, que jamás supo nada.
-Mi preciosa hija -murmuró Naser encantado y lleno de orgullo.
El señor Darwish les indicó que pasaran al centro del salón, justo en medio de toda la familia que estaban de pie y en silencio, sorprendidos y aturdidos.
Algo golpeó su corazón tan fuerte que jamás pensó que el corazón podía doler de esa manera, que un sentimiento pudiera provocar aquello que sintió. Parpadeó, procurando comprender que hacía Mayra junto a Eder, tocando su brazo y deslumbrante y sonriendo como la mujer más feliz y afortunada del mundo.
Hayat que parecía apunto de desmayarse antes de que llegaran se puso de pie, apunto de decir algo, pero su madre la pellizco y la obligó a estar quiera a su lado hasta que explicaran qué estaba sucediendo.
Como nadie parecía saber qué decir o cómo reaccionar Maryam dio un paso adelante.
-Hijo -saludó acercándose a él con su habitual expresión llena de cariño, Eder siquiera le besó la cabeza como hacía siempre que venía a casa, simplemente tiró de su brazo para acercar a Mayra, presentándola en silencio.
Su madre miró a Mayra, y sonrió ampliamente, recibiendola con un educado y acogedor abrazo que hizo sonreír al padre de esta.
-Estás deslumbrante cariño -le dijo y miró su mano aun envuelta en el brazo de su hijo mayor con pasmo-, y de la mano de mi hijo -dijo procurando no mostrar su asombro al respecto, aunque no hacía falta explicaciones, ya sabían todos el porque se habían reunido y ellos dos eran el porque, no había que estar ciego para entenderlo, incluso un tonto lo habría sabido de inmediato.
Mayra estaba lista para dar explicaciones, porque Eder no parecía querer decir ni hacer nada más que estar presente y en silencio, pero Tarek se apresuró.
ESTÁS LEYENDO
AHLAM ~ Los hermanos Darwish ١
RomanceEder Darwish, el mayor de seis hermanos casi pierde la vida intentando salvar a su familia, tal y como siempre lo había hecho, desviviendose por cada uno de ellos. Tras volver a abrir los ojos y aceptar la segunda oportunidad de vivir que Allah le o...