Nota del autor: nos adentramos en el punto de vista de Bakugou, que intenta descifrar el misterio de Uraraka. Tiene una teoría.
Oh, sí, la ha descubierto.
El camino de vuelta al campamento fue tranquilo, salvo por Bakugou, que golpeaba periódicamente el cuenco vacío contra su muslo. La cara de Ochako estaba pellizcada, claramente luchando con lo que dijo antes. Él no mentirá, le sorprendió. Ella falló la prueba.
Matar al Rey de Ember. Tch. Eso estaba claro. Ni siquiera era un secreto a estas alturas, no había forma de que Kirin aceptara algo menos como penitencia. Ni siquiera se acercaría a la pérdida que sufrieron. Él sólo necesitaba ver dónde estaba su moral. Resulta que ella trazó la línea en la retribución. Cobarde.
Pero también arrojó una llave inglesa en su reciente teoría. Todo este asunto de la amnesia le había estado dando vueltas. Bakugou no se lo había creído desde el principio, pero no ser capaz de precisar exactamente por qué le estaba volviendo loco. Bueno, ahora lo sabía. Los recuerdos tambaleantes, su extraño físico, su extraña atracción magnética que le hacía frecuentar sus pensamientos... todo tenía sentido ahora.
Cambiante.
Las hadas han estado jodiendo a Kirin durante años. Desde que su padre hizo cumplir la ley que les prohibía secuestrar humanos para su propia diversión, se han ensañado con la familia real. Si recordaba correctamente, hay una aldea de tamaño decente a unos tres días de viaje de aquí. Si hubiera pensado con más claridad, se habría dado cuenta mucho antes. Apretó los dientes.
No sería difícil para uno de ellos aventurarse tan cerca de la frontera de Ember y elegir al que percibieran como el más débil del grupo. Ochako era pequeña, pero sabía que en caso de necesidad podría hacer daño con aquel maldito bastón que siempre llevaba encima. Así que aquellos bastardos de orejas puntiagudas la habían atrapado con la guardia baja, la habían cambiado por esta farsante y probablemente la tenían en su aldea como rehén. Mierda.
Miró a la impostora a su lado. Debe haber sido un trabajo apresurado. Normalmente, son casi indistinguibles del original. Pero este Ochako se paraba diferente, hablaba diferente. Además, ¿qué demonios era eso de pelear? ¿Y por qué se le daba tan bien?
Bakugou lo descubrió mientras la tenía inmovilizada. La lucha fue estimulante. Su habilidad lo tomó por sorpresa y lo obligó a concentrarse por una vez. Más de una vez se maravilló del control que ella tenía sobre su cuerpo. Era como una acróbata en el aire.
La primera pista.
Entonces, ella estaba encima de él. Nunca en su vida Bakugou había estado al borde del estrangulamiento por los muslos de alguien. Se quedó sin aliento al contemplar la mirada feroz de ella y sentir el peso de su trasero sobre su pecho. Dioses, qué bien se sentía. Pero de ninguna manera se dejaría perder. No había planeado que aquella refriega en el suelo durara tanto y, cuando por fin la obligó a bajar, estaba sudando de verdad por el esfuerzo. Por suerte, sus muñecas eran lo suficientemente pequeñas como para poder sujetarle con una sola de sus manos.
Podía admitirlo para sí mismo, Bakugou se había puesto nervioso. Agradeció que su cara estuviera clavada en el suelo para que ella no pudiera ver el rubor de su rostro. Se suponía que este combate no llegaría tan lejos, pero había una química física que hacía tiempo que no sentía. La suave y pequeña espalda de ella bajo su rodilla era embriagadora. Había sentido una retorcida satisfacción al verla forcejear y retorcerse bajo su agarre. ¿Estaba jodido? ¿Por qué se sentía así?
Entonces ella le dio un cabezazo. Por cierto, fue en ese destello de dolor que se le concedió un poco de claridad. Cambiantes. Están específicamente diseñados para ser versiones más deseables de sus contrapartes. Se supone que debes enamorarte tanto de ellos que pases por alto sus peculiaridades y te creas la ilusión.
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Viendo doble
FanfictionTRADUCCION EN CURSO Resumen: Había una luz cegadora y un dolor tan intenso, por lo que ella no podía respirar. Luego, nada, excepto el susurro de las hojas en un bosque en el que Ochako no recordaba haber entrado. No tuvo tiempo de asimilar el hecho...