El príncipe Shouto Todoroki sabía muchas cosas.
Conocía las costumbres de todos los reinos del continente y sabía cómo negociar con cada uno de ellos. Sabía que, como tercero en la línea de sucesión al trono, las expectativas sobre él eran considerablemente menores, lo que le daba más libertad que a sus hermanos mayores. Sabía que había prometido a su madre no utilizar nunca su magia de fuego, pasara lo que pasara. Sabía que Iida, Uraraka y Midoriya eran sus mejores amigos y que daría su vida por salvar a cualquiera de ellos. También sabía que estaba enamorado del chico del pelo verde y que no tenía ninguna esperanza de que él le correspondiera.
Y ahora sabía que su padre lo quería muerto.
Tenía que recordárselo a sí mismo, hacer que no lo olvidara. Todo lo que su mente quería hacer era cerrar los ojos y fingir que no había pasado nada. Pero todo había pasado. Todo seguía ocurriendo.
Si Todoroki no hubiera tenido a sus amigos a su lado en esta pesadilla, sabía que no habría podido llegar tan lejos. Era egoísta, y se odiaba por ello, pero se alegraba de no estar solo. Después de despertarse encadenado a aquella losa creyendo plenamente que iba a morir en aquella oscura mazmorra, no quería volver a estar solo.
Pero ahora uno de sus mejores amigos viajaba sola con un bárbaro emocionalmente inestable y él no podía hacer nada al respecto. Le hervía la sangre que, por culpa de su horrible excusa de padre, ahora estuviera en deuda con dos personas que probablemente preferirían verlo muerto antes que salvarlo. Aún no estaba del todo seguro de por qué el príncipe Kirin y el dragón les estaban ayudando. Ya había contemplado innumerables escenarios posibles en su cabeza, y todos ellos le dejaban con una sensación de hundimiento en el estómago.
-"¿Cuánto falta para llegar a la frontera?"-
Iida ajustó su paso para igualar el de Kirishima, tomando la delantera mientras Midoriya se acomodaba unos pasos detrás de él para cubrir la retaguardia. La pregunta surgió de Iida mientras Kirishima utilizaba sus horribles garras para atravesar una maleza especialmente desagradable. El hombre dragón se encogió de hombros -"Probablemente unas horas más"- Corte -"Cuento con que lleguemos un poco antes de la puesta de sol, así que puedes echar cuentas"-
Habían decidido no utilizar la forma de dragón de Kirishima para llegar hasta allí. Aunque era más rápido, ver a un dragón en el cielo a plena luz del día los delataría, y Todoroki sabía que Touya-Dabi no tendría problemas para encontrar la forma de derribarlos. Se estremeció y sintió una mano áspera en el hombro -"¿Se encuentra bien, alteza?"-
La voz de Midoriya siempre era como un bálsamo que calmaba todas sus preocupaciones. De nuevo, la culpa de haber abandonado el sustento de sus amigos y asegurado su exilio al unirse a él le causó un nudo en la garganta. Ninguno de ellos merecía lo que les estaba ocurriendo; él lo sabía. Pero, ¿quién era la razón por la que estaban huyendo?
Inconscientemente, relajó el hombro bajo la mano de Midoriya -"Gracias, pero estoy bien"- respondió en voz baja -"Y por favor, sólo 'Todoroki' está bien. Mis pensamientos ahora mismo están con Uraraka"- Siguieron adelante para alcanzar a los dos que iban delante -"No me gusta que nos separen. A ninguno de nosotros"-
Midoriya frunció el ceño y asintió con la cabeza -"Estoy de acuerdo. Toda esta situación me parece tan... tan rara. Odio sentir que sólo me han contado una parte de la historia y que muchas cosas no cuadran. Por ambas partes"- De repente habló un poco más alto, consciente del agudo sentido del oído de Kirishima -"Pero confío en Kacchan y sé que pronto nos reuniremos con ambos"-
Como si nada, la montaña de hombre le sonrió mientras se abría paso sin ayuda junto a un abedul perdido -"¡Muy bien!"-
Todoroki decidió no enfadar nunca conscientemente a Kirishima. Iida parecía menos convencido. -"No es Bakugou lo que me preocupa"- suspiró el caballero -"Uraraka ha estado... un poco testaruda desde que perdió sus recuerdos. ¿Estoy en lo cierto?"-
ESTÁS LEYENDO
Viendo doble
Hayran KurguTRADUCCION EN CURSO Resumen: Había una luz cegadora y un dolor tan intenso, por lo que ella no podía respirar. Luego, nada, excepto el susurro de las hojas en un bosque en el que Ochako no recordaba haber entrado. No tuvo tiempo de asimilar el hecho...