CAPITULO VIII †

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—Alex quédate un poco más y te iré a dejar —Avisaba Tom preocupado

Estaba saliendo de la cafetería y pretendía pedalear hasta casa. Necesitaba aire y conectar conmigo

—Gracias Tom —Le hable sonriente lanzándole un beso —Pero hoy muevo los pies

—¡OK. Pero ten cuidado! —Me hablaba a gritos ya que había salido del lugar

Le hice señas, por elotro lado del ventanal y monte mi bicicleta con rumbo a casa

No usaba auriculares, quería escuchar el bosque y estar atenta a cualquier ruido. Si bien pocos vehículos transitan por esa carretera, ya tenia la experiencia que era peligrosa

Cuando llegue al cruce de los dos accidentes que hasta el momento había experimentado. Me detuve.  Miraba la calle recordando todo, recordando al extraño.  Estaba agitada a si que me baje y camine un poco

Quede ahí un momento, admirando el paisaje. Sentía que no estaba sola, y gire a mis espaldas hacia el bosque y vi la silueta de alguien. Cualquiera hubiese arrancando de inmediato del lugar, pero yo no. Hice algo totalmente estúpido. Me interne en el boque, arrastrando mi bicicleta

Miraba todo el ambiente y el aroma que emanaba de los árboles, podía sentir la brisa fría, como las copas de los arboles hacían música al compas del viento

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Miraba todo el ambiente y el aroma que emanaba de los árboles, podía sentir la brisa fría, como las copas de los arboles hacían música al compas del viento. Jamás había entrado en ese lugar del bosque. Quizás por miedo o por inseguridades, o simplemente porque era el lugar donde perdí a mis padres.

Pero hoy entraba inconscientemente,  buscando a alguien quien no sabía quien era.

—Vamos Alex ¿Qué más buscas? —mi yo interno preguntaba

Caminaba lento quebrando algunas que otras ramas debajo de mis pies.

Quede inmóvil, cuando volví a ver al gran animal a unos metros frente de mí. Un gran lobo negro. No tenia la menor duda, que era el mismo que rondo  la casa,  cuando fue la ultima vez que vi al extraño. Nos miramos fijos un momento, respire profundo. Ahora no habían ventanales que nos separaran, estaba expuesta a que me matara si el así quería, solo con una pata, podía lanzarme lejos 

Me mostró sus dientes enormes conjunto a un gruñido. Me quede quieta, no sabia que hacer. Comencé a transpirar frío y el miedo me invadió. 

En ese momento y como de la nada...

—¡Quieto! —Apareció el extraño detrás de un árbol. Mi corazón latió con fuerza cuando lo volví a ver. El gran lobo dejo de estar en alerta, y escucho al extraño, como si hubiese sido su amo—¡Vete amigo!  —Le ordeno y el animal, obedeció de inmediato perdiéndose apresurado en el bosque.

—¿Qué haces aquí? —me hablo en voz alta y molesto, estábamos a unos metros de distancia. Me había quedado inmóvil y apenas dije alguna palabra

Comenzó a acercarse, con su abrigo largo abierto, podía ver el crucifijo que colgaba en su pecho por encima de una camiseta blanca, vestía siempre igual

𝕿𝖍𝖊 𝕱𝖆𝖑𝖑𝖊𝖓 ©  (EL CAIDO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora