CAPÍTULO XXVI †

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Bill entro y cerró la puerta a sus espaldas.
Yo, guarde de inmediato la prueba en mi bolsillo, me levante lentamente del escritorio y miraba directo a los grandes ojos azules de Bill.

—Se lo que tienes escondido en tu bolsillo Al, no soy tonto —me hablo tranquilo y un poco preocupado.

—No es nada Bill —Apenas hice contacto visual.
Tomo un poco de mi brazo y hablo cerca de mi rostro.

—Confía en mi Al —podía sentir sus respiración en mi rostro y su aroma en mis fosas nasales, estaba demasiado cerca de mi. Me separe de su agarre y de su cercanía.
— ¿Estas embarazada? —Bill pregunto expectante a mi respuesta.

Tome aire para responder.

—No Bill... no estoy embarazada —Negué con mi cabeza. Y mi vista dio a mis pies, no sabia que mas decir.

Bill se acerco, levantó mi mejilla, me abrazo y sus manos sobaban mi espalda.

Hubo un silencio grato. Como la calma después de la tormenta. Sin duda, el pensar que podía estar embarazada me tenía intranquila, porque sentía que aun no estábamos preparados para esa responsabilidad. Tom.... ese idiota, había puesto mis ideas a volar.

—Al... solo, no me mires como tu enemigo —Bill me separo de su abrazo y me hablo dándome su mirada más apacible —si aún confías en mi... acércate, a pesar de todo lo que haya pasado.... quiero seguir a tu lado, cuidándote, aunque sea como amigo. —Bill buscaba la manera de volver a tener más contacto.

—Aun se me es extraño Bill... estar así, como "Amigos" pero si, lo haré, tratare —le sonreí y
me acerque a la puerta. —Me tengo que ir Bill... —Me sentía incomoda estar con él, a solas y encerrados. Él Asintió esbozando una pequeña sonrisa.

—Entiendo...

—Nos vemos luego —Me despedí con una sutil sonrisa.

Cerré la puerta y di un suspiro de alivio. No estaba embarazada y Bill.  Es que... Si lo hubiese estado... no quiero pensarlo. Esto es incomodo.

Ante la situación, vómitos, pesadillas, dolores musculares, etc. Y ya habíamos descartado un posible embarazo, no dude en ir por ayuda de alguien mas sabio, Eric.

Salí directo a su despacho y mientras caminaba por los pasillos del hospital sentía escalofríos y como llegaban sensaciones... extrañas y tristes. Era como... si de un momento a otro, todo mi entorno cambiara de hermosos colores a un gris y negro. Caminaba y miraba hacia las afueras, algún que otro cuervo saltaba en el prado y recordaba a Jo'el.

—Hola Eric —esbocé media sonrisa, cuando me lo tope, a la vuelta del pasillo.

—¡Alex! ¿Qué haces aquí? Te creía en casa —Me miro sorprendido, ya eran mas de las 7 PM. Ni yo me había dado cuenta de la hora, mi teléfono lo tenia en silencio. Eric, miraba el reloj en su muñeca y volvió su vista esperando respuesta, con algo de preocupación.

—Si... ¡emmm! Ya me voy, pero necesito hablarte. —Respondí y él, aun trataba de descifrar mi rostro, hasta que puso su mano en mi mejilla.

—Alexandra... estas pálida y entumecida —Me hablaba preocupado.

—De eso quería hablar... —Respondí de inmediato. Él, tomo una de mis manos y suspiro.

Le conté todo lo que me estaba ocurriendo, e incluso le hable de la prueba de embarazo, para que lo descartara de inmediato. Si bien, mis estudios deberían resolver el dilema, me estudie minuciosamente pero, no había nada, las comidas eran las mismas de siempre, no había nada podrido en casa, o en el auto y ahora en el hospital. Los hedores me seguían, estaban pegados en mis fosas nasales, era tedioso, agotador e inaguantable. Tampoco, había explicaciones médicas para las pesadillas que me asustaban cada noche. Pesadillas extrañas, donde era arrastrada de mis tobillos o muñecas, por un oscuro bosque, mientras la neblina no me dejaba ver quien jalaba de mí, con odio y diversión.

𝕿𝖍𝖊 𝕱𝖆𝖑𝖑𝖊𝖓 ©  (EL CAIDO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora