CAPITULO XXXVIII †-Abre los ojos-

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Desperté en medio del claro, el mismo lugar donde Jo'el, me había dejado

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Desperté en medio del claro, el mismo lugar donde Jo'el, me había dejado. El sol pegaba directo a mi cuerpo. A penas comencé a situarme en el lugar donde estaba, mi pecho se comprimió y un gran vacío se apodero de mí.

Adolorida de cuerpo y corazón, trate levantar mi espalda de la tierra húmeda, cuando logre sentarme, tome aire y llene mis pulmones del aroma del bosque, pero al inhalar, lo recordé a él.

Cerré mis ojos fuertemente y me di una pausa. "Vive" Fueron sus ultimas palabras, tenia que salir del lugar y volver.

Me levante, y trate de dar pasos, era inevitable, mis lagrimas caían sin esfuerzo alguno, sentía mucho vacío en mi pecho, en el ambiente y en mi futuro.

El hermoso bosque, el cantar de los pájaros no ayudaban. Todo parecía ser un sueño, un sueño vacío y desolador, que ni la vista más hermosa que me regalaba la naturaleza, ayudaba con el partir de mi ángel.

Tome aire profundamente y di el primer paso de vuelta al punto de partida.

Estaba muy cansada, no tenía agua y mi teléfono, no tenía señal. Tenia que salir pronto de ahí.

Trate de recordar el camino que habíamos recorrido con Jo'el, la noche anterior, pero no podía.

Los árboles, no dejaban que la luz del sol pegara con fuerza, a si que comencé a sentir frío. Apure mis pasos, lo que mas dieron mis piernas, pero pronto se fueron mis fuerzas y caminaba sin sentido, sin ganas, sin propósito, porque así fue, Jo'el se había llevado gran parte de mi.

Pasaron muchas horas de caminata sin sentido... Cuando a lo lejos, y de manera mágica y majestuosa, puedo divisar a un gran ciervo. Sobe fuerte mis ojos y volví a mirar, algunos rayos de sol se filtraban por las ramas de los árboles, pegando sobre todo su cuerpo. A cinco metros de mi, me observaba detenido, y hacia pequeños movimientos, con su nariz y sus orejas.

Los rayos del sol fascinaban mis ojos en aquella imagen. Partículas de polvo brillaban en su figura. Estaba quieto, se veía majestuoso e irreal.

Me acerque un poco mas, sin miedo alguno, pero mis piernas y mi cuerpo no aguantaban el frío y el agotamiento. Caí entre las ramas, la humedad de la tierra y las hojas del bosque

Siendo lo ultimo que veo, al majestuoso ciervo del bosque.

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Una nariz húmeda, me hizo despertar de apoco, sin fuerza en mis parpados. Escuche unos ladridos muy conocidos

¿Kurt? Dios mío... Alex —Sentí la voz de Bill a lo lejos y se acercaba rápido, pero aun así, mis parpados pesaban. Estaba muy cansada. —Dios... Alex... Estoy aquí —Bill tocaba mi rostro y escuchaba gemir a Kurt a su lado. Mi amigo canino, me había encontrado. —Gracias amigo.... Ahora la llevaremos a casa... Aguata Alex, te pondrás bien —Bill, agradecido con Kurt y hablándome, para mantenerme tranquila.

𝕿𝖍𝖊 𝕱𝖆𝖑𝖑𝖊𝖓 ©  (EL CAIDO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora