| Capítulo 10: Parte V

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10. Don't Wake Me Up (Parte 5)

— Probablemente sigue molesto conmigo, Mario. No sé si haya sido buena idea venir.

Mario se sacó el cinturón mientras su madre seguía hablando.

— Solo, tengo miedo. Ya perdí a básicamente todos. Tú estás grande y en otra ciudad y él ahora está aquí y es feliz. — Parqueó el carro y sacó la llave. — Sabía que algún día tenía que pasar, pero no quiero estar sola.

— Hablé con él y sí mamá, es feliz, pero también te extraña mucho. — Mario miró de la casa de su tío a su madre. — También piensa que estás empezando una nueva familia y eso lo hiere.

— Mario, sabes que eso no es verdad.

Él asintió. — Creo que necesita escuchar eso de ti, ma. ¿Llamo a mi tío?

[...]

Win se separó del beso sonriendo. Cerró los ojos y escuchó la música mientras susurraba pequeñas incoherencias en la oreja de Bright y seguían bailando.

Moo bajó las escaleras con el celular pegado a su oreja. Miró hacia la sala y negó con la cabeza al ver a los dos chicos enamorados antes de abrir la puerta.

— Cuñado, — Dulce dio una pequeña sonrisa cansada al ver los rulos de Moo, que ahora eran grises. — ha pasado mucho tiempo.

Moo le sonrió y la saludó, señalándole que entrara, solo que ella estaba muy ocupada observando lo que pasaba detrás de él. Vio a su hijo y su novio abrazados y bailando lentamente a una canción que recuerda haber visto a Bright grabar cuando tenía doce.

Bright siguió cantando en la oreja de Win, olvidándose del resto del mundo y el menor enterró su cara en el cuello del mayor, olvidándose que existían otras personas. Esto era todo lo que necesitaban y todo lo que querían: pertenecerse mutuamente y sentirse seguros.

Moo los miró de reojo y asintió a la reacción de la mujer. Él sabía lo mucho que se necesitaban esos dos. Ahora era turno de que Dulce lo viera. — Entren, los dos.

Mario le dio algunas palmadas a su tío en el hombro y siguió a su mamá, mirando como Bright y Win bailaban en la sala. Tomó un gran respiro y sonrió, ninguno había notado su presencia hasta que Moo cerró la puerta.

El ruido hizo que ambos chicos volvieran a la realidad, por más desafortunado que sea. Habían estado disfrutando su momento a solas, alejados de todos y de todo. Bright fue el primero en abrir los ojos; casi congelándose al ver a su tío, su madre y su hermano mirándolos. Y luego Win volteó entre sus brazos, solo un poco para ver quién era. Dulce lo miró a los ojos y una sonrisa se apoderó de su rostro. Miró a Win y a su hijo, y se dio cuenta que las respuestas a todas sus preguntas estaban escritas en sus caras.

— Hola. — Dijo la pelinegra, adentrándose un poco más en la casa. Mario observó cómo Bright miraba a su madre con ojos de tigre. — Yo... Lo siento. Debí haber llamado antes, pero necesitaba venir a verte, Bright. Espero no...-

— E-Está bien. — le Dijo Win, saliéndose del agarre de su novio. Cogió el celular de Bright y apagó la música antes de voltear a mirarlos. Mario le sonrió y Win le dio un pequeño saludo de mano. — Eh, yo recojo mis cosas y los dejo solos un rato.

— No te preocupes. — Dijo la mujer con una sonrisa. Win pudo ver los mismos ojos mieles de Bright en su cara. — Está todo bien. Quería hablar contigo también, por... ya sabes. — miró a su hijo quien la miraba a ella y después hacia Win de nuevo. — Quería presentarme apropiadamente. No me gustó la manera que nos conocimos y Blue no paraba de decirme lo increíble que eres y... me gustaría verlo por mí misma.

Ride | BrightWin | Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora