Irracional

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A Catra Horde no le gustan las multitudes.

Frente al descontento y la amargura, sus ojos ven, de lado a lado, esa casa de rojo carmesí y blancos contrastados, con un aroma a fruta fresca e incienso destacable y armónico. Harán el proyecto en la casa de Scorpia.

Hace una hora, en medio del camino, querían pasar a comprar comida, para "iniciar con el estómago lleno", después de una pequeña charla sobre dónde deberían ir, al final decidieron ir a ese lugar donde venden pollo frito. El olor es penetrante al menos para Catra. Arruga la nariz y decide esperar fuera. Entrapta opina igual y se quedan en la entrada mientras Scorpia va con las ordenes hechas y una sonrisa: "De acuerdo", dijo antes de entrar y tardar lo menos posible porque conoce aquella manía de Catra, arruga la nariz, vira los ojos y gruñe muy, muy bajito, además, el lugar parece demasiado lleno. Sabe que a Catra no le gustan las multitudes.

Entrapta no habló y Catra buscaba un cigarrillo en su mochila, con desgano, está más distraída que de costumbre. Ha olvidado revisar sus correos, ha olvidado sus pinceles, ha olvidado las medicinas para Weaver, ha olvidado comprar cigarrillos en la mañana.

Gruñó, gruñe ahora, porque las madres de Scorpia están esperando, felices, amables y con una sonrisa abierta.

No las escucha, sigue molesta por lo que pasó en el lugar del pollo frito; no por los cigarrillos, no por las medicinas de Weaver, sino por aquella piedrita en sus zapatos que ha estado metida en su cabeza desde hace meses.

Cuando se rindió en su búsqueda y sacudió su mochila hasta cansarse, pudo ver en la ventana gigante de ese local que daba a la calle a la amiga de Adora, luego vio a Adora.

Recordó sus correos y la vergüenza regresó. Hace semanas que no piensa en eso, pero es inevitable que el recuerdo regrese, a veces en las noches, cuando está por dormirse, a veces cuando está en clases y deja de prestar atención hasta que su horario tiene un puente, o simplemente hasta que sale de Luna Brillante, a veces cuando no hace nada, cuando ve la televisión en su casa, cuando Weaver grita su nombre y de inmediato solo sucede: Adora y sus tontos mensajes aparecen.

Vuelve a suceder, pero intentó alejarse del lugar del pollo frito. Sabía que no era necesario, que Adora no la reconocería porque prácticamente no hablaba con Catra Horde, sino con Wildcat... y ese es otro punto.

Recibe un vaso con agua y sigue a sus amigas hasta el comedor. Está nerviosa, como si fuera la primera vez que va a esa casa, a ese hogar, y es que tiene razones, muy buenas de hecho, pero no puede pensar en nada más que aquel momento vergonzoso. Toma del agua, respira profundo y sonríe mientras el olor a pollo frito vuelve y ve su plato servido y las madres de Scorpia conversando con Entrapta, como si supieran que ella ahora no está aquí, sino en el momento en que casi hace lo opuesto a lo que quería: llamar la atención.

A Catra no le gustan las multitudes. Desde niña, desde que descubrió que no era popular, odia las multitudes.

Adora hablando con su amiga, con esas expresiones de melancolía y autocompasión, Scorpia tardando más de lo necesario, Entrapta distraída en su tablet, Catra casi no estaba pensando bien. No vio a su alrededor, lo único que pensó fue que entrar, obligar a Scorpia a apurarse y correr. Sonaba bien, Adora estaba ocupada, no la reconocería, no sabe quién demonios es Catra Horde, la punzada de los celos abarca su corazón y gruñe, no le gusta lo que está sintiendo, no debería sentirlo, es irracional.

Traga el pollo y aun puede sentir la bilis en su estómago, la irritación y la pregunta atorada en su garganta que grita en su mente a sí misma "¿Por qué?".

Cuando entró al pequeño restaurante, vio de reojo a Adora, a su mesa con folletos apilados y un plato de comida en medio. El olor era invasivo, mientras veía sin descaro, golpeó a alguien sin querer, fue brusco y si no fuera por su buen equilibrio, habría armado un escándalo mayor al que hizo.

Algunas personas se callaron, otras no prestaron atención, como Adora. Por alguna razón tan irracional como aquel sentimiento que crecía en su pecho, vibrante y doloroso, volteó y buscó a Adora, que ahora parecía animada, sosteniendo un folleto y dándoselo a su amiga. Vió sus labios moverse, escuchó las palabras de disculpas vacías, sintió los brazos de Scorpia tomarlas de los hombros y empujarla para que salieran.

El sentimiento no dejó de crecer en ningún momento mientras caminaron a la casa de Scorpia, mientras está en la mesa, terminando de comer y sin haber dicho una palabra.



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Porque alguien se tomó la molestia de recordarme actualizar este fanfic en mi muro...

Lo amo, pero simplemente me quedé sin imaginación, será difícil seguir :)

Cuestión de Perspectiva [Catradora AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora