Capítulo 12: Animals

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↤↤↤↤↤ Just like animals -Maroon 5 ↦↦↦↦↦


— ¿Y si el tiempo en Hawái le permitió ver qué soy un idiota? ¿O si vuelve con un novio hawaiano con el que no puedo competir?

Reese caminaba de un lado a otro junto a su cama expresándole a Malcolm, recostado en su cama, sus preocupaciones infundadas. Regina había vuelto de Hawái hacía dos días y la vería por primera vez luego de casi un mes. Por un lado, estaba feliz de poder estar con ella antes de que comenzaran las clases al día siguiente, pero a la vez sentía que moriría de nervios, casi como la primera vez que se atrevió a hablarle.

—  ¿O...? — trató de seguir especulando con escenarios absurdos, pero fue interrumpido por su hermano.

— ¿Recuerdas que una vez me aconsejaste que apague mi cerebro? Bueno, hazlo. — dijo Malcolm con fastidio destapando su cabeza por un segundo para hablarle. El chico estaba pasando por su etapa de "la vida apesta". Había pasado la mitad de las vacaciones recostado lamentándose, si normalmente tenía pocas pulgas en ese estado era mil veces peor.

— ¡No puedo apagar mi cerebro cuando se trata de Regina! — se quejó Reese moviendo mucho las manos. — A menos que sea para imaginar... — comenzó a decir con una media sonrisa, pero se autocensuró al instante — ... cosas.

— ¡Niños vengan a desayunar o se hará tarde para ir al zoológico! — gritó Lois desde la cocina. Al oírla, Reese corrió a desayunar, Regina llegaría en cualquier momento y quería estar listo.

Apenas llegó a la cocina, se lanzó sobre una silla junto a Dewey para devorar un tazón de cereales con leche. Preparando el almuerzo para toda la familia en una heladera portátil, Lois observaba a su hijo con desaprobación, estaba comiendo como un animal.

— Reese, si sigues comiendo así te dejaremos en el zoológico para que te exhiban. — lo reprendió su madre, tratando de que su hijo tenga mejores modales en la mesa. Reese la miró con mala cara, pero continuó comiendo con descuido, no tenía mucho tiempo, Regina siempre era puntual.

— ¿Podemos hacerlo? — preguntó Dewey con ilusión, imaginando a Reese encerrado detrás de un vidrio en el zoológico. — ¡Auch! — Sin parar de comer, Reese golpeó el hombro de su hermanito con su puño cuando su madre les dió la espalda.

— ¡Por el amor de dios, Reese! ¡No golpees a tu hermano! ¡Y deja de comer así, estarás todo sucio para cuando llegue Regina! — advirtió Lois a los gritos, pero lo que logró que Reese pare de comer fue el sonido del timbre de la entrada.

— ¡Yo voy! — gritó Reese con una gran sonrisa y un brillo en los ojos, soltando la cuchara con la que comía para correr hacia la puerta. Antes de abrirla, miró su reflejo en el vidrio de un mueble, comprobando que no tenía ninguna mancha y arreglando un poco su cabello despeinado.

Al abrir la puerta se encontró con Regina parada frente a él, distraída observando un jazmín que Lois había plantado junto a la puerta de entrada. Aprovechando su distracción, Reese la analizó de arriba a abajo, creía que estaba preciosa. Tenía el cabello recogido en una colita con algunos mechones sobre su rostro. Se había puesto el jardinerito de jean con el que la había visto la última vez en su casa sobre una remera rosa, dejando ver sus piernas bajo la falda. A Reese le pareció extraño que casi no se había bronceado, hablaron prácticamente todos los días y siempre estaba tomando sol. 

— ¡Reese! — dijo Regina a modo de saludo al notar que estaba frente a él, dedicándole una linda sonrisa y envolviendo sus brazos en su cuello para abrazarlo. Sin dudarlo, pasó los brazos por la cintura de Regina para atraerla más hacia él. — ¡Ay! — soltó un pequeño grito de sorpresa, aunque riendo, al sentir que Reese la levantaba unos centímetros del suelo para ponerla casi a su altura. De esa manera, él apoyó su mentón sobre su hombro con los ojos cerrados y una sonrisa sin dientes, había extrañado la sensación de tenerla entre sus brazos y la estaba disfrutando. Por su parte, Regina se aferró con fuerza a su cuello con sus brazos para no caer, imitando su acción y acariciando su cabello con las manos en su nuca mientras levantaba sus piernas hacia atrás para que no chocaran con las de Reese. — Sí que hiciste ejercicio — bromeó en un susurro, haciéndolo reír también. 

❀ Shy Girl ❀ Reese WilkersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora