Capítulo 37: My sweet lord

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𝔦 𝔯𝔢𝔞𝔩𝔩𝔶 𝔴𝔞𝔫𝔫𝔞 𝔰𝔢𝔢 𝔶𝔬𝔲 

𝔯𝔢𝔞𝔩𝔩𝔶 𝔴𝔞𝔫𝔫𝔞 𝔟𝔢 𝔴𝔦𝔱𝔥 𝔶𝔬𝔲 

𝔯𝔢𝔞𝔩𝔩𝔶 𝔴𝔞𝔫𝔫𝔞 𝔰𝔢𝔢 𝔶𝔬𝔲, 𝔩𝔬𝔯𝔡 

𝔟𝔲𝔱 𝔦𝔱 𝔱𝔞𝔨𝔢𝔰 𝔰𝔬 𝔩𝔬𝔫𝔤, 𝔪𝔶 𝔩𝔬𝔯𝔡

—¿Reese? —murmuró Regina con voz adormilada. Un fuerte ruido contra el vidrio de su ventana la había despertado. Cuando por fin se giró, suspiró al ver a su novio tratando de llamar su atención. Sin mucho entusiasmo por abandonar la cama, caminó hasta él para abrir el vidrio y asomarse por la ventana. —Son las tres de la mañana... —agregó como un quejido a la vez que se frotaba los ojos con una mano y se hacía a un lado para permitirle el paso. 

—Lo sé, el bebé no nos deja dormir —respondió Reese con fastidio, entrando por la ventana a la habitación de Regina. 

—¿Nos? —repitió Regina con tono somnoliento antes de cubrir su boca con la mano para soltar un pequeño bostezo. 

Reese no tuvo que responder a la pregunta. Antes de que Regina pudiera cerrar el vidrio de la ventana, Malcolm Wilkerson se había colado en la habitación con su típica expresión de irritación. —Este bebé nos matará de cansancio —dijo Malcolm con fastidio.

—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó Regina con desconfianza, dudando de que no estuvieran planeando algo que los metería en problemas. No obstante, no creía que pensaran sacarla de su casa si ambos vestían pantalones de pijama. 

—¿Podemos dormir aquí? —preguntó Reese poniendo su mejor cara de cachorrito. No había pensando que sería necesario preguntar, pero la expresión de su novia y la forma en que le señalaba a Malcolm con la mirada indicaban que claramente sí debía hacerlo. — El bebé no para de llorar. Tuve que limpiar la cuna del bebé luego de que llenara el pañal —dijo con un quejido suplicante. 

—Agradece que no tuviste que deshacerte del pañal —farfulló Malcolm con fastidio. 

—Qué asco —murmuró Regina con una mueca de repulsión. Tomando el comentario como una señal afirmativa, los hermanos se adelantaron con la intención de acomodarse en el cuarto. Sin embargo, apenas pudieron dar un paso antes de ser detenidos por la mano de Regina posándose sobre su pecho. —¿Se lavaron las manos, verdad? 

—No, Regina. Vinimos aquí con la ropa manchada y las manos sucias —respondió Malcolm poniendo los ojos en blanco con tono de fastidio. Sabía que estaba siendo sarcástico, pero no pudo evitar hacer una mueca de asco antes de bajar las manos y permitirles el paso. 

Apenas pudo pestañear antes de verse nuevamente acostada en su cama bajo las sábanas con los brazos de Reese rodeando con fuerza su cintura. No se quejó, tenía mucho sueño. Por su parte, Malcolm miró a su alrededor en busca de un lugar en el que dormir. Al no encontrar un sofá, suspiró con fastidio antes de meterse en la cama de espaldas a Reese. No duró mucho antes de ser arrojado por su hermano mayor al suelo de una patada. 

Al oír el fuerte golpe contra el suelo, Regina se incorporó nuevamente en busca del origen del sonido. Sin saber la razón por la que estaba allí, frunció el ceño al ver a Malcolm frotándose el codo en el suelo. —¡Shh, Malcolm! ¡Mi madre me matará si los encuentra aquí! —susurró Regina para reprenderlo, sin notar la expresión burlona que Reese le dirigía a su hermano menor. 

—Yo no... él... —balbuceó Malcolm con cierto grado de indignación, pero guardó silencio ante la mirada fulminante de Regina. De mala gana, el menor de los hermanos se acomodó en el suelo en busca de la posición más cómoda.

❀ Shy Girl ❀ Reese WilkersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora