Veneno.

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Capítulo 32.

Veneno.

Leonel observó con algo de curiosidad el maletín plástico que Noah colocó sobre el escritorio, él junto con Lucas y Samuel habían sido llamados a aquella sala privada del hospital que, mirándola bien, parecía más una oficina.

Noah abrió la maleta y casi al instante Leonel dio un paso hacia atrás sorprendido y, por qué no admitirlo, también asustado; tensándose cuando Noah tomó uno de los artefactos que estaban dentro del maletín.

—¿Noah, qué significa esto?,—, preguntó Samuel, justo cuando colocaba la mano en la espalda baja de su compañero; Leo supuso que Sam había notado su nerviosismo y que ese gesto fue para tranquilizarlo.

—No vamos a arriesgarnos de nuevo—, exclamó el heredero al momento que le entregaba un arma al segundo de los hermanos, —ahora cada uno tendrá con qué defenderse.

—¿Es una broma? —, preguntó Lucas y de puro milagro no dejó caer el arma.

—¿Te parece que estoy bromeando? — rebatió Noah.

—¿Y cómo se supone que lo use? — soltó Lucas.

—Con imaginación— contestó Noah sin mirarle, sino observando otra arma que ahora sostenía, esta era un poco más pequeña.

—Noah—, le llamó Samuel, —no podemos ir solo así con ellas.

—¿Por qué no? Mi padre y el círculo íntimo lo aprueban— explicó, y con eso dio por entendido que la máxima autoridad lo estaba permitiendo.

Leo miró dubitativo a Sam, luego a Lucas y de nuevo a Sam.

Noah suspiró, —entiendo su escepticismo, pero creo que por ahora es la única manera, no sabemos cuando una de esas cosas puede aparecer.

Noah ya les había explicado lo ocurrido, no se guardó nada; sabía que su padre, Dylan y los demás involucrados lo mantenían en secreto para que no hubiera pánico, pero en estas circunstancias Noah consideró que era mucho mejor que su familia supiera lo que estaba sucediendo; además, no había manera de ocultar el incidente de Lucian.

Samuel tomó el arma de la mano de Noah, —está bien— dijo comprensivo y pensando que no iba a lograr mucho oponiéndose en ese momento, —pero hace algún tiempo que no uso una de estas, y no creo que Leo y Lucas lo hayan hecho antes.

Noah miró a Lucas, a Leo y de nuevo a Lucas, —no es difícil, solo hay que apuntar, disparar y listo.

Lucas rodó los ojos y meneó la cabeza de forma negativa, en otras circunstancias él habría hecho un comentario justo como ese.

—Bien, ustedes ganan— dijo Noah ante la reacción del segundo hermano, —conseguiré a alguien para que les dé algunas lecciones.

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Jared sentía que se ahogaba y que, por más que inhalaba, el oxígeno no era suficiente; pero después de intentar varias veces todo volvía a la normalidad. En otras ocasiones era como si estuviera conteniendo la respiración, como si se encontrara dentro de un tanque lleno de agua, sabiendo que al aspirar sus pulmones se llenarían del líquido.

Pero, como en casi toda esa pesadilla, la voz lejana de su compañero le tranquilizaba y le daba la certeza de que iba a estar mejor.

Jared, cariño, solo respira, con calma.

Tiempo después, cuando logró abrir los ojos, tardó unos segundos en ser consciente del pitido de una máquina, del sonido de la ligera lluvia golpeando la ventana y de la figura a su lado: Duncan dormía junto a él, tumbado sobre su costado de forma que parecía haberle estado mirando hasta quedarse dormido.

StarlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora