Está bien.

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Capítulo 21.
Está bien.

Apenas el auto se detuvo cerca del hospital, Duncan pareció saltar fuera del vehículo para correr hacia el edificio. Johan no rebatió al instante, simplemente maniobró un poco más hasta lograr aparcar correctamente, Nicholas estaba en silencio ocupando el lugar del pasajero.

—Uh, supongo que estaba ansioso— comentó el joven cuando apagó el motor y sacó las llaves.

—Seguramente— contestó el vampiro, siguiéndole hacia el exterior.

—Fue un día largo y agotador—, exclamó Johan y con el mando remoto puso el seguro del auto; comenzó a caminar hacia la entrada del edificio, pero se detuvo un poco antes de llegar a las puertas de cristal y suspiró, —admiro su fortaleza, todos nos llevamos un gran susto, no imagino estar en su lugar.

Nicholas detuvo su andar también, solo un par de pasos detrás del joven antes de decir con bastante seriedad: —él tiene un compañero, no lo olvides.

Johan dejó de respirar por dos segundos, Nicholas había sido atento con él en los días pasados, sin embargo, esta última exclamación pareció una reprimenda.

¿Acaso él pensó que Johan tenía la intención de interferir entre Duncan y Jared? Johan había sido efusivo al abrazar a Duncan minutos antes, estaba consciente de que había aprovechado el momento, pero... sintió la boca seca cuando imaginó que Nicholas podría pensar lo peor de él.

Giró en redondo para enfrentarlo y, dejándose llevar por la repentina necesidad de explicarle, dijo —no lo olvido, yo nunca haría algo para... no pretendo... Duncan y yo solo somos amigos.

Nicholas miró atento al joven lobo, el chico tenía el ceño fruncido y parecía acongojado; entonces fue consciente de sus propias palabras: Johan era un muchacho alegre y vivaz, y Nick no tenía ningún derecho a cuestionar su comportamiento, mucho menos a señalarlo ni haber insinuado tal cosa.

—¿Estás... estás molesto?— preguntó Johan ante el silencio del mayor.

—No— contestó.

La mirada del lobo fue directo a las manos de Nick; el vampiro se dio cuenta de que estaba apretando los puños y poco faltaba para herirse con sus propias uñas.

—No estoy molesto— recalcó, aflojando los dedos.

Johan ladeó un poco el rostro, pareció estudiarle, parpadeó pensativo y entonces preguntó con cautela, —¿algo te ha disgustado?

¿Cómo decirle que lo que presenció entre él y Duncan había despertado un extraño malestar en él?

Para su suerte, Sirhan apareció a través de las puertas del hospital; —ey, aquí estás—, se dirigió primero hacia Nicholas, luego saludó a Johan.

...

—Yo, uh, los dejaré solos— exclamó Noah cuando Duncan entró a la habitación del hospital. Pero Duncan no lo miró siquiera, su atención estaba en su esposo, quien parecía tener ya un poco de color en el rostro.

Jared solo extendió un brazo, el que no estaba inmovilizado, y ese gesto fue suficiente para que Duncan se acercara, estrechara su cuerpo y lo ciñera hacia él.

El abrazo de Duncan era cálido y reconfortante, hasta ese momento Jared notó el frío que tenía.

—Siento no haber estado aquí, cuando despertaste.

—Descuida—, contestó Jared y le empujó con suavidad para alejarle un poco y mirar su rostro, —¿cómo estás?—, le acarició la mejilla, debajo de su cicatriz ocular.

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