Cambios.

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Capítulo 1.

Cambios.

Johan suspiró en cuanto estuvo solo en su habitación, aún se hallaba bastante aturdido e incrédulo sobre los sucesos recientes: una amenaza sobrenatural.

Semanas atrás, el pueblo natal de Duncan había sido atacado, justo cuando él y Jared se encontraban allí; aparentemente ese no era el primer asalto de ese tipo. Pronto hubo conclusiones, información, intervención de aliados, formación de nuevas alianzas... y por eso, él ahora estaba allí, en Blue Hills. Johan, Zoe y Cameron habían sido enviados al territorio de la manada liderada por Isaac Bennett para pertenecer a un grupo especial y... hasta ese entonces secreto; o eso había deducido después de analizar la situación.

Suspiró y se dejó caer en la cama, mirando el techo de la que sería su habitación en los próximos meses, pensando en lo repentino de los sucesos y recordando lo que más le había impactado de todo lo ocurrido: la situación de Jared y Duncan; no era estúpido, pudo ver los anillos gemelos cuando se encontró con la pareja horas antes cuando fueron a recogerle a él, Zoe y Cameron a la terminal; y no solo eso, sino que Jared llevaba una cangurera-portabebé en el pecho.

Zoe no disimuló su asombro y felicidad al acercarse y mirar lo que había allí.

-¡Pero qué linda bebé!- había exclamado la loba, tocándole con suavidad el bracito a la pequeña, quien dormía plácidamente recostada sobre el pecho de Jared, -¿es suya?

Duncan sonrió, -por supuesto.

Cameron también se había acercado a observar a la pequeña criatura rosácea, preguntando con interés, -¿cómo se llama?

-Cassidy- respondió Jared esta vez.

-Oh, es un nombre precioso.

Johan entrecerró los ojos, le molestaba lo adulador que Cameron podía llegar a ser; Cameron era su primo cercano, pero no por eso se llevaban de maravilla.

Pronto sintió la atención de Duncan sobre él, entonces le miró, el beta le estaba sonriendo con ese deje bromista que le caracterizaba, -Jo, ¿a ti qué te sucede?, deja de fruncir el ceño, el surco en tu rostro se va a hacer permanente.

Johan resopló y desvió la mirada, -estoy un poco cansado por el viaje, es todo- explicó.

Duncan caminó la poca distancia que los separaba y tomó su maleta para ayudarle, luego le palmeó el hombro, -ven, les llevaremos a su nueva residencia para que puedan descansar.

Y de esa manera había llegado allí: a un bonito edificio, cercano a las oficinas donde el líder de la manada atendía sus asuntos. Johan ahora compartía el departamento con Zoe y Cameron, cada uno con su propia habitación, afortunadamente.

-Zoe y yo vamos a ordenar pizza para cenar, ¿quieres?- la puerta de su habitación se abrió de repente.

-¿Qué no sabes tocar?- se quejó Johan.

-No es como si tuvieras algo que ocultar, ¿o sí?- Cameron alzó las cejas sugerente, -¿qué estabas haciendo?

-Nada.

-¿Ves?- Cameron ingresó a la habitación, echándole un vistazo, -vaya, te tocó la que tiene la ventana más grande, ¿eh?

Johan gruñó y se incorporó, apoyándose sobre el codo, permaneciendo semi recostado en la cama, -¿la quieres?- no estaba pensando en cambiársela, simplemente quiso saber, en el pasado era bastante usual que su primo deseara algunas de sus pertenencias. Ambos eran casi de la misma edad, solo tenían meses de diferencia; Cameron había sido admitido al grupo de entrenamiento siendo mayor, a diferencia de Johan, quien había demostrado sus habilidades a temprana edad; tal vez por eso sentía que lo seguían tratando como "un niño"; pues Omar, Lya, Alex, Zoe y los demás "lo había visto crecer". Además de que, en misiones especiales, él era el más joven. En cambio, esta vez, por la necesidad y naturaleza de los sucesos más lobos había sido incluidos para participar, Cameron, por ejemplo.

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