Buen juicio.

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Capítulo 5.

Buen juicio

Noah oprimió el botón para llamar al ascensor, era una tarde cálida y, sinceramente, no le apetecía tomar las escaleras; sin embargo, tuvo que hacerlo porque el ascensor nunca llegó, así que, refunfuñando un poco, subió hasta el apartamento de Liam.

Tocó a la puerta, no hubo respuesta; toco de nuevo, ahora con más entusiasmo.

—¡Espera un momento!— exclamó Liam desde el interior.

Entonces la puerta se abrió, y el gemelo mayor sonrió enormemente al encontrarse con él.

—¿Por qué tardaste tanto?— preguntó Noah, ingresando al lugar tras su hermano.

—Si hubieras aceptado la copia de la llave que te ofrecí, no tendrías qué esperar— respondió caminando hacia la pequeña cocina.

—Es tu casa, no creo que se adecuado llegar solo así— Noah se cruzó de brazos, recargando la cadera en el pequeño desayunador.

Liam rio fuerte y con ese tono pícaro antes de decir, —si te preocupa encontrarme teniendo sexo, descuida, no sucederá, porque eso siempre lo hago en la habitación.

—¡Li!— exclamó Noah, y sus mejillas se tiñeron de rojo.

Liam continuó riendo, con una mano tomó el tazón grande con palomitas y frituras y, con la otra, dos botellas de cerveza; yendo hasta la sala, donde tomó su lugar en el sofá más grande.

—¡Eres un desvergonzado!— agregó Noah cuando se sentó junto a él, aceptando la botella de cerveza que su gemelo le ofreció.

—¿Lo soy?— dramatizó Liam antes de darle un trago a su cerveza.

Noah empujó suavemente su hombro en forma de reprimenda, y también fingiendo molestia e indignación.

El gesto del mayor cambió; una sonrisa seguía estampada en su rostro, pero ahora era sincera y cálida; —bien, entiendo; ya no hablemos de eso— se acomodó en su lugar, flexionando una rodilla y subiéndola al sofá, —mejor dime por qué has venido, ¿deseas hablar sobre Lucian?

Noah asintió.

—¿Lo quieres?— preguntó Liam, directo como siempre.

—Sí— imitó la pose de hermano, para estar lo más de frente posible.

—¿Él te quiere?

Noah carraspeó, —eso supongo.

—¿Supones?— Liam le sujetó el antebrazo, su toque se sentía tibio y le daba seguridad.

—No me lo ha dicho, pero sé que se preocupa por mí— explicó.

Liam sonrió con empatía, —algunas personas son de pocas palabras, por lo que me has relatado, Lucian parece ser de los que se expresan con actos y hechos; y creo que sus hermanos dan fe de ello, ¿o no?

Noah miró a su mayor y asintió, percibiendo como sus palabras le transmitían calma, así que se aventuró a compartir con él más información: —Lucian recuerda cuáles son mis flores favoritas, solo se lo dije en una ocasión y pensé que lo había olvidado, también sabe que amo la gelatina de limón.

—¿Ves? El tipo es un completo romántico y detallista—, Liam tomó la mejilla de Noah y la estiró un poco, —no me sorprendería que fuera justo el príncipe azul de tus cuentos de hadas.

—¡Liam!— se quejó y de un manotazo se liberó.

El mayor siguió riendo un poco más y, cuando su risa cesó, le tomó de ambos hombros; su gesto se tornó serio y le dijo: —Noah, te amo, hermano; siempre he estado orgulloso de ti—, le acarició la mejilla, la que antes había apresado, —nunca debí huir de casa y hacerte cargar con mis deberes y obligaciones, perdóname.

StarlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora