Capítulo 33.
Desaliento.
Noah soltó un largo suspiro antes de parpadear lentamente; estaba sentado en el sofá de la habitación de hospital, junto a Lucian.
Mirando a la nada, el joven heredero estaba inmóvil y pensativo; aturdido era una mejor forma de describirlo: Jared le había pedido que organizara sus propiedades y que se encargara de la división de sus bienes. Noah no sabía cómo sentirse al respecto, literalmente Jared estaba dejándole la responsabilidad de actualizar su testamento.
—¿Qué voy a hacer?— musitó cuando Lucian le rodeó los hombros con el brazo sano.
—Cumplir con su voluntad— respondió Lucian; minutos antes había escuchado la explicación de Noah acerca de la petición de Jared.
Noah se separó de él y le miró entre sorprendido y molesto; —él va a estar bien—, exclamó.
—Lo lamento, no quise decirlo de esa manera.
—Jared no puede darse por vencido, él no puede...
Lucian volvió a abrazarle cuando Noah dejó la palabra al aire, —lo sé, cariño, pero creo que Jared está siendo bastante razonable previendo las cosas, suceda lo que suceda él no quiere dejar desamparado a su compañero.
—Entiendo eso—, dijo Noah con la voz amortiguada por el abrazo, —pero no evitar pensar que es algo horrible.
Lucian no contestó a ello, no sabía qué más decir, simplemente froto su espalda para reconfortarle.
Tras otro suspiro profundo, Noah le soltó y con el dorso de su mano barrió las lágrimas de su mejilla y dijo, —creo que es momento de llamar al abogado.
.
Recargando la espalda en la cabecera de la cama, Duncan miró a su esposo a quien sostenía en sus brazos: la piel ahora ceniza de Jared acentuaba los círculos oscuros alrededor de sus ojos, el hombre estaba despierto, pero parecía somnoliento y cansado.
Antes, Jared solo tuvo unos minutos a solas con Noah y, sea lo que sea que hubieran discutido, había dejado a Jared agotado; Duncan estaba ansioso por preguntar de qué había ido el asunto, pero al final respetó la privacidad de su compañero, si Jared lo consideraba importante se lo diría; en algún momento.
Jared parpadeó con lentitud y se acomodó mejor sobre el pecho de su esposo, buscando su mano para tomarla y preguntó: —¿Crees que Cassie nos extrañe?—, su voz sonaba como lija.
—Estoy seguro de que sí— contestó Duncan.
Jared permaneció pensativo por un instante y luego dijo, —¿sabes?, me hubiera gustado tener un par de cachorros, criarlos a tu lado.
Duncan le apretó contra sí, —oh, mi amor, tendremos todos los que quieras—, besó sus cabellos, —¿dónde te gustaría que viviéramos?, ¿dónde crees que sea el mejor lugar para educarlos?, ¿aquí en la ciudad, o en el campo?
Jared se encogió de hombros y musitó: —en realidad, eso ya no importa.
Duncan tragó duro, quiso rebatirle, pero la expresión derrotada de su esposo estaba rompiendo su corazón. Días antes había estado llorando sobre el hombro de su mejor amigo y ahora estaba poniendo la mejor cara ante Jared, tratando de que el ambiente entre ellos no fuera abrumador; él quería ser optimista, pero había momentos como este que sentía que ya no podía más.
Por fortuna un par de leves golpes en la puerta y la aparición de Dafne le dio el motivo para no quebrarse en ese instante.
Ella sonrió al entrar; justo detrás de ella también ingreso una enfermera empujando un carrito.

ESTÁS LEYENDO
Starlight
WerewolfUna noche, Dafne recibió una llamada inesperada de Rita, la hermana menor de su difunto esposo, solicitando ayuda debido a que las manadas cercanas a la suya estaban siendo atacadas. Según la evidencia, desde hace un par de meses, varios cachorros h...