Capítulo 3

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𝔻𝔼𝕊𝕀ℂ𝕀𝕆ℕ𝔼𝕊

𝔻𝔼𝕊𝕀ℂ𝕀𝕆ℕ𝔼𝕊—————————————«𝔏𝔬 𝔮𝔲𝔢 𝔠𝔬𝔫 𝔪𝔲𝔠𝔥𝔬 𝔱𝔯𝔞𝔟𝔞𝔧𝔬 𝔰𝔢 𝔞𝔡𝔮𝔲𝔦𝔢𝔯𝔢, 𝔪á𝔰 𝔰𝔢 𝔞𝔪𝔞

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«𝔏𝔬 𝔮𝔲𝔢 𝔠𝔬𝔫 𝔪𝔲𝔠𝔥𝔬 𝔱𝔯𝔞𝔟𝔞𝔧𝔬 𝔰𝔢 𝔞𝔡𝔮𝔲𝔦𝔢𝔯𝔢, 𝔪á𝔰 𝔰𝔢 𝔞𝔪𝔞.»

𝔄𝔯𝔦𝔰𝔱ó𝔱𝔢𝔩𝔢𝔰

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La noche caía lentamente, las horas pasaban rápido y el cansancio le estaba cobrando en todo el cuerpo. Después de estar por casi una hora en el parque, después del acontecimiento de los niños comenzó el viento a ser más fuerte y el frío comenzaba a reinar. La inercia del frío Luigi llevó sus manos a sus brazos intentando recuperar el calor corporal. Decidió que ya era hora de irse a casa y al menos intentar hacer una cena para esa ocasión. Su hermano no iba a llegar esa noche, lo tenía seguro, pero no sería tan malo en no dejar comida de más. Así que de un momento a otro sacó su celular y revisó la hora y si tenía mensajes pendientes o nuevos.

Levantándose de la banca en donde se hallaba, comenzó a caminar en dirección a su casa, ya en el camino pudo recorrer grandes recuerdos desde su infancia, lugares o locales regulares, sitios pequeños y grandes casas, todo lo que pudo recordar pasó como un flashback algo corto pero sorprendentemente nítido como para no ver borroso esos recuerdos. La caminata no duró mucho tiempo, y justo cuando estaba en su casa se pudo percatar que la puerta estaba abierta cosa que lo alertó en gran manera. 

Lo que Luigi pudo pensar en primera fue que Mario llegó a la casa, pero después lo descartó ya que le había avisado que no llegaría a casa, y en segunda que un ladrón había llegado a tal vez a robar, aunque probablemente eso haría a primera instancia. Los nervios lo carcomían y el miedo se apoderaba poco a poco en todo su cuerpo, los pelos se le ponían en punta y la cabeza comenzaba a calentarse y a marearse. Sus piernas dejaron de funcionar por un segundo y en sus manos comenzaron a sudar excesivamente. Por un instante el llamar a la policía no le era una idea alocada, pero prefirió mejor ir a su propia cuenta y prepararse por si lo atacaban.

¿Era valiente? Claro que sí, pero era Luigi, así que sí, tenía miedo, y un miedo a que no se podía imaginar. Con el sumo silencio que pudo hacer, entro a y movió de apoco la puerta, del lado derecho vio los paraguas que acostumbraban dejar en la entrada por si llovía, y justamente tomó una de color azul pavo, que en esos momentos se miraba negra. Con fuerza en lo tomó a miedo de perderla o soltarla y se la pegó en el pecho. En puntillas comenzó a avanzar a su casa, dentro de la misma dejó cerrada la puerta de la entrada con pestillo, por si al ladrón se le ocurría salirse.

Ya dentro de la casa, comenzó a inspeccionar la sala, cocina y baños del primer piso, ya que su hogar era de dos niveles y es justo en el segundo nivel en donde estaban sus habitaciones. Ya seguro de no encontrar nada faltante, comenzó a subir hacia el segundo nivel, y con esperanzas de no encontrar nada también allí.

𝙳𝚎𝚌𝚒𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora