Capítulo 6

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«𝐄𝐥 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐬𝐨𝐥𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐛𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚 𝐨 𝐮𝐧 𝐝𝐢𝐨𝐬.»

𝐀𝐫𝐢𝐬𝐭ó𝐭𝐞𝐥𝐞𝐬

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La caída de la noche había cesado, ahora comenzaba una nueva mañana, aquel cálido alba estaba en su más grande esplendor. El frío de la madrugada colaba la ventana entreabierta de la habitación del castaño.

Los ojos le ardían, su cabeza estaba punzante y ni se diga de su cuerpo. El fin de semana había llegado, indagaba en toda la memoria del día de ayer, los músculos instintivamente se tensaron y el miedo se apoderaba de él.

Ayer, justamente ayer su hermano había llegado finalmente a casa. Después de casi un mes fuera y de tomar eso como desaparecido, volvió, pero volvió diferente. Algo en él no era lo mismo a como solía estar antes de aquel viaje; las ganas de cuestionar lo que le había pasado en el tiempo que tenia allí afuera, esas inmensas ganas de ver que fue lo que lo hizo a hacer tremenda acción hacia su personal lo había herido, aquella línea de respeto se fue al caño con ese tremendo golpe.

Las ganas de volver a llorar y aquel nudo en la garganta comenzaban a aparecer en aquella mañana, se había desvelado al no poder conciliar el sueño con aquella agitada noche, no había ganas ni fuerzas como para levantarse y hacer el desayuno. Tal vez esa mañana seria la primera en donde Mario haría su desayuno por si sólo. 

Sus pernas no respondían, todo el pecho le quemaba y pesaba, su cabeza estaba completamente sudada, sus ojos azules, mejías hinchadas tanto por el dolor del golpe como la inflamación del llanto y sus finos y rosados labios resecos. El frio le estaba colando en toda su habitación, aquellas sabanas lo cubrían de pies a cabeza, pero aun así el frio seguía insistente. Unos escalofríos recorrían toda su espalda y columna vertebral, el dueño volvía a aparecer y aunque no lo quería admitir, quería seguir durmiendo.

Pero los encargos de las pinturas no se pintarían y terminarían solas, tomó de la mesita de noche su celular y en reloj dejó lista una alarma para las ocho de la mañana y así sin pena de no sentir la mañana, siguió durmiendo.

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𝙳𝚎𝚌𝚒𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora