Capítulo 14 - Parte 2/2

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Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte sólo una vez. - William Shakespeare.

***

Inevitablemente la gente comenzó a hablar y aplaudir, mientras que por el contrario, Jhonny se sintió morir. Su Isabella, la misma con la que había retozado el día anterior pensaba casarse. Desconocía qué le dolía más, si la triste noticia o el engaño por parte de la mujer. A él le constaba que el padre de Isabella había estado organizando la fiesta con cinco días de antelación, por lo que se preguntaba desde cuándo ella estaba prometida con el cardiólogo. Isabella lo miró entristecida, pero para Jhonny ya no tenía valor alguno. Quería desaparecer. Quería mandarlo todo a la mierda y salir corriendo, porque la O'Sullivan no se merecía verlo así, derrotado.

-Para mí es un orgullo convertirme en su marido y formar parte de esta valiente familia, que por supuesto...

Piero continuaba hablando mientras que Jhonny se vio obligado a sujetarse al respaldo de una de las sillas más cercanas. El agobio era extremo, tanto o más que el intenso dolor que sentía. Miró a su alrededor buscando una escapatoria, una salida que le permitiese respirar. Isabella que aún lo observaba desde la lejanía supuso que algo no iba bien, pues por mucho que intentase andar con normalidad iba arrastrando prácticamente los pies. Jhonny asqueado por la situación y la bofetada que le había propinado el destino, levantó un poco el plástico de la carpa y salió a trompicones. Una vez fuera y con los ojos inundados de lágrimas tomó grandes bocanadas de aire mientras se veía obligado a apoyarse en sus rodillas.

-Jhonny, ¿estás bien?

Sonrió con ironía ante la dulce voz de Isabella que llegaba como si Piero no acabase de anunciar su compromiso. Escuchó los pasos acercándose tras él y explotó.

-¿Qué si estoy bien? -preguntó incorporándose y encarandola con la rabia reflejada en su rostro - ¿Casarte? ¿En serio? Dime Isabella, ¿el licenciado en medicina está al tanto de todas las noches que pasamos revolcandonos entre las sábanas? ¿De las veces que te has corrido gritando mi nombre? ¿De las tardes que pasamos en el viejo sofá de mi casa?

-Por favor, baja la voz...

-¡Y un cuerno! -bramó mientras se acercaba a ella para mirarla a los ojos - Me importa una mierda quien pueda escucharme. ¿Desde cuándo? ¡Dime desde cuándo estás prometida con Piero! ¿Desde cuándo llevas viéndome la cara de gilipollas?

-Pensaba explicártelo todo...

-¿Explicarme? - Jhonny se movió nervioso por el jardín solitario, alterado - ¡Joder! Ahora entiendo tu actitud de esta última semana. ¿Qué pensabas avisarme cuando tuvierais hijos y fueran a la escuela?

-Pensaba hablar contigo el lunes. No... no pensé que papá te llamaría.

-¡Sorpresa! -gritó con ironía - Te ahorraré el viaje, porque no quiero volver a verte nunca más en mi vida.

-Jhonny...

Isabella trató de agarrarlo del brazo, pero él se liberó de un solo tirón. Su simple contacto quemaba, le hacía daño, así que era mejor mantenerla lejos.

-¿Sabes? Tenías razón... -anunció con evidente tristeza - No eres ejemplo de nada.

Ella incapaz de controlar las lágrimas comenzó a llorar. Aquel ataque había sido duro y aunque pensaba que se lo merecía, la destrozaba escucharlo de su boca. Jhonny la contempló de arriba a abajo por última vez, porque si algo tenía claro era que la quería lejos.

-Discúlpame con tu padre. Estoy seguro de que sabrás inventarte algo, ya he visto que es tu especialidad.

-En cuanto pueda me pasaré a verte y...

-No Isabella. Esto se ha terminado. Si vuelves a venir por mí zona me encargaré de que absolutamente toda la prensa se entere de lo que le gusta a la mayor de las O'Sullivan en la cama. He sido un ingenuo al creer que podría alegrarte la velada. Disfruta de este circo que has montado. Buenas noches.

El bailarín, completamente destrozado se encaminó al interior de la casa, donde rescató el casco de la moto e instantáneamente salió al exterior. Arrancó sumido en sus pensamientos, lo que le hizo acelerar más de la cuenta para salir de la finca. Era ridícula su amenaza. Jamás haría algo así. Jamás levantaría la liebre en un medio de comunicación sobre la mayor de los O'Sullivan, porque por mucho que le jodiera la amaba y porque ante todo, no era así. Condujo en mitad de la noche sin rumbo fijo, simplemente se limitó a sortear diferentes vehículos con los que se iba topando. Estaba cansado, agotado, pero la adrenalina que sentía al conducir su moto le servía de terapia. En realidad, cualquier cosa era mejor que llegar a su piso y olerla en cada rincón. Porque para qué negarlo, iba a suceder.

Y efectivamente, cuando tuvo la valentía de subir y hacerle frente, todos los recuerdos llegaron de golpe a su cabeza. Cayó de rodillas al suelo mientras que miraba todo a su alrededor. No solo estaba la modificación que la misma Isabella había hecho, mejorando su aspecto notablemente, si no que estaba aquel viejo sofá en el que habían pasado demasiadas horas. Apartó la vista compungido y se dio de bruces con otro elemento; la encimera, donde se la había tirado un par de veces. Se dejó caer abatido, mientras lloraba desconsoladamente. Había sufrido anteriormente en asuntos del corazón, pero aquella traición superaba cualquier expectativa. Isabella lo había seducido, lo había engatusado de la peor manera para finalmente destruirlo de aquella manera. Cerró los ojos prometiéndose así mismo, que solamente hoy la lloraría, después formaría parte de su pasado. Un pasado que lucharía por borrar.

Al día siguiente...

El sonido estrepitoso del timbre lo despertó. Jhonny, aturdido, miró a su alrededor. Desconocía que hora era, pero la luz entraba a borbotones por la ventana del salón. Movió el cuello con dificultad y entonces fue consciente de que en algún momento de la noche se había quedado dormido allí, recostado sobre una de las cuatro paredes. El timbre volvió a sonar con insistencia, haciendo que se levantase a regañadientes. Era domingo y tenía claro que no esperaba visita, así que ante la única posibilidad de que Isabella se encontrase al otro lado, abrió dispuesto a echarla a patadas...

-¡Te dije que no vinieras!

Iba a continuar con su gran discurso, pero enmudeció al visualizar como el repartidor lo miraba asustado. No había ni rastro de ella, pero sí de aquel chico joven que apenas rozaba la mayoría de edad y que por su cara se planteaba dejar aquel desagradecido trabajo.

-Disculpa... -murmuró Jhonny avergonzado - Creo que te has equivocado, no espero ningún paquete.

-¿Eres Jhonny Trambel? - Él asintió ante la cara de disgusto del muchacho - Bien, entonces esto es para ti -dijo entregándole un sobre reforzado -. Buenas tardes.

El chico se dio la vuelta con evidente fastidio. No solo le había tocado trabajar en domingo, si no que muchos lo recibían con poca educación, como el bailarín. Jhonny miró el sobre por ambas caras y al no ver remitente alguno lo abrió. En su interior había un fajo de billetes considerable, lo que le extrañó todavía más.

"Tus honorarios por el trabajo de ayer. Espero que te recuperes. Gracias. B. O'Sullivan."

Al contabilizar el dinero no solo se dio cuenta de que no era la cantidad en la que habían quedado, si no que había mucho más. Exactamente siete mil dólares más, haciendo un total de diez mil. Volvió a leer el escrito y de pronto comprendió todo. Aquel dinero no lo enviaba Bryan O'Sullivan, sino su ángel. Él no quería ni un solo dólar de Isabella, prefería verse en la calle antes que usarlo para fines propios, por lo que pensó en la manera de devolvérselo, incluso barajó la posibilidad de personarse en su casa, pero finalmente, decidió guardarlo con un único fin; pagar el tratamiento de su madre. Si la O'Sullivan pensaba que podía comprar su perdón estaba enormemente equivocada.

***

Ahora sí, nuestro Jhonny está roto 💔

Bailando con la fama | Erótica + 18 | Parte 4/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora