Capítulo 14 - Parte 1/2

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Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte sólo una vez. - William Shakespeare.

***

Habían pasado dos semanas, estaban en la víspera de Navidad y a pesar de que su tobillo no estaba recuperado al cien por cien se había visto obligado a aceptar un trabajo para poder realizar el primer pago a su hermana Laila. Afortunadamente, la persona que le había llamado a última hora había sido Bryan O'Sullivan. Al parecer, la familia había preparado una cena, donde además asistirian algunos de los amigos más íntimos del círculo. Él, a pesar de sus dolencias ni lo había dudado. Durante la última semana, Isabella había actuado de manera extraña y se había mostrado apática para la susodicha cena que su padre se había empeñado en celebrar, motivo por el cual no se iban a poder ver en todo el fin de semana, por lo que iba con una sola intención; hacerla sonreír.

En esta ocasión, su tarea era la de entretener a los invitados, bailar con ellos y hacer un baile individual sobre un escenario habilitado en una pequeña parca que habían montado en el jardín. Sonaba y era fácil. Estaba acostumbrado a eso y más, pero sin duda, lo que más le importaba era ver y coincidir con ella. Con seguridad se bajó de la moto y avanzó hasta la entrada donde se escuchaba algo de jolgorio. Amablemente, lo recibió la mujer de la anterior vez y está, siguiendo órdenes del patriarca de la familia, lo acompañó a la carpa habilitada. Jhonny, desde un primer momento, inspeccionó la zona. El tumulto era inevitable, la gente se agrupaba para hablar y reír sin medida, lo que le dificultaba enormemente dar con su ángel.

Con quien sí dió fue con la familia Moore. Maverick y Briona se encontraban allí junto a Marco, el interno que movía la silla de ruedas con agilidad. Sonriente, se acercó a ellos, pues siempre que habían coincidido la amabilidad de la pareja era de agradecer. Briona, madre de Dorian, abrazó al joven con evidente cariño al igual que Maverick.

—¡Qué sorpresa verte aquí!

—Vengo por motivos de trabajo.

—No me digas que Mel también te acompaña… — Jhonny negó y Maverick rió —. Ese par siempre andan muy ocupados, no hay más que ver la química que demostraron en el Estatal. Casi prenden las gradas.

—¡Maverick! —clamó Briona avergonzada por la insinuación de su marido.

—Querida, nuestro hijo es un Moore. Que no te quepa duda de que eso es así.

Jhonny, inevitablemente, rompió a reír. Sin duda, Kiara se parecía un poco más al bribón de su padre, mientras que Dorian portaba la serenidad de Briona.

—¿El señor O'Sullivan hace este tipo de celebraciones con asiduidad? —preguntó volviendo a barrer el lugar con la mirada.

—En Navidad no. Se dice que es porque van a anunciar el compromiso de una de sus hijas…

Jhonny miró inmediatamente a Briona. ¿Compromiso? Desconocía que Emma tuviera pareja, aunque por otro lado, no era de extrañar.

—La gente habla demasiado… —masculló Maverick indignado por el marujeo que había soportado minutos antes.

—No te quito razón, pero no me voy a ir de aquí hasta conocer quién de las hijas de Bryan se casa.

En la cabeza del bailarín únicamente había una posibilidad, pero no pensaba destriparle el misterio a la Señora Moore, si no que la dejaría el placer de descubrirlo por sí misma, como al resto de invitados. Por fin, de lejos, oteo al Señor O'Sullivan que amablemente se relacionaba con otros invitados mientras portaba una flamante sonrisa. Si algo estaba claro era de que el motivo de aquella fiesta le traía dicha o lo disimulaba estupendamente. Quería acercarse, saludar, darle las gracias por el empleo y quizá, con un poco de suerte ver a Isabella, por lo que recordando que Briona amaba el baile, se despidió de los Moore.

—Con el permiso de su marido, prometo buscarla más tarde para regalarla un baile. Ahora, si me permiten…

Jhonny hizo una pequeña reverencia antes de partir que hizo sonreír a Maverick. Cuando llegó hasta el Señor O'Sullivan, esperó pacientemente a un lado, pues no lo quería interrumpir, minutos que aprovechó para echar otro vistazo a la zona. No había ni rastro de Emma, mucho menos de Isabella. Era imposible que no se presentarán, pero… ¿Y si finalmente había decidido no acudir? Tampoco sería de extrañar dada su actitud.

—Muchacho, es un placer volver a verte —exclamó Bryan estrechando la mano con él.

—El placer es mío, Señor O'Sullivan. Quería darle personalmente las gracias por el trabajo.

—No hay de que. Me gusta ayudar a quienes lo necesitan y si está en mi mano…

Jhonny sonrió, porque las palabras no le salían. Era evidente que aquel había sido un comentario sin maldad alguna, pero inevitablemente la palabra pena apareció en su cabeza. El padre de Isabella lo había llamado por pena, única y exclusivamente. ¿Dónde quedaba su profesionalidad?

—Aprovecha para comer algo. Bailarás después del gran anuncio.

—¿A qué anuncio se refiere? —preguntó tirando la caña por si O'Sullivan soltaba algo.

—Ya lo verás muchacho, ya lo verás…

En ese instante, el hombre mayor centró su mirada en algún punto fijo de su espalda y dibujó una sonrisa todavía más amplia. Inevitablemente Jhonny se vio terriblemente tentado a girarse y sin prepararse para lo que verían sus ojos lo hizo. Se giró y su mundo se detuvo. Emma e Isabella habían accedido ya a la carpa, las dos iban preciosas, pero en especial ella, su ángel. Llevaba un vestido largo blanco de satén y como era de esperar sin escote alguno, aunque la raja de la falda era mucho más tentadora. En cambio, aunque quisó dibujar la misma sonrisa que el Señor O'Sullivan, no pudo. A su lado, cogiéndola del brazo iba Piero, lo que le removió las entrañas. Este se aproximó al oído de la fémina para murmurar algo que la hizo asentir y lanzar una sonrisa forzada, lo que le encogió el corazón.

Nuevamente, aparecía en su vida eso a lo que les llamaban celos. ¿Pero por qué? Se preguntó. Aunque la respuesta era fácil. El cardiólogo tenía todo, dinero, reputación y la atención del padre de Isabella. ¿Cómo no iba a tenerlos? ¿Cómo no iba a desear estar en su lugar y ser él quien pudiera pasearse con ella como si nada? ¿Besarla como deseaba? ¿Abrazarla hasta desgastarla? Piero lo tenía todo, pero él solamente ansiaba una única cosa, a Isabella.

—Al finalizar la noche pasate por mi despacho.

Bryan palmeó el hombro del bailarín y se dirigió hacia sus flamantes hijas. Intentó respirar, intentó tomar aire, pero la realidad comenzaba a estallarle en la cara. Emma no iba acompañada. ¿Y si era Isabella la que iba a dar el paso de casarse? ¡No! Aquello era imposible. No podía casarse con un hombre al que no amaba, porque si algo tenía claro, era que la morena lo amaba a él. Jhonny sintió como la boca se le secaba de inmediato y lo abordó el miedo. Miedo que incrementó cuando sus miradas se cruzaron y ella, en vez de sonreír, lo repasó con seriedad para finalmente cambiar el rumbo de su mirada hacia su querido padre.

Jhonny se vio tentado a ir, a acercarse y percatarse de lo que pasaba realmente, pero Piero fue más veloz. El cardiólogo, ignorando la petición de Isabella para que permaneciera allí con ella, se subió al escenario, parando la música. La morena volvió a mirar al bailarín, pero este solamente tenía ojos para Piero, que parecía estar dispuesto a arrojar un poco más de luz a la increíble situación.

—Quería daros las gracias por estar aquí está noche. Posiblemente muchos no me conozcáis. Mi nombre es Piero MC Calhan, licenciado en medicina y actualmente uno de los mejores cardiólogos de EEUU. Desde hace años, dedico mi vida a todos aquellos pacientes que necesitan mi ayuda. Han sido centenares los que han confiado en mí y se han puesto en mis manos, pero jamás pensé que mi profesión me permitirá conocer a la persona de la que hoy en día estoy enamorado. Isabella, por favor…

Piero extendió la mano hacia la mujer, invitándola a subir. Jhonny palideció al comprender que sus cábalas habían sido erróneas al pensar que era la hija menor la que se había comprometido, aún así, hizo de tripas corazón, se refugió a un lado de la carpa y se quedó a observar aquel ridículo circo. Isabella negó en repetidas ocasiones, mientras trataba de mantenerse en pie gracias a la ayuda de su hermana, que la sujetaba impasible. El cardiólogo dio un paso al frente, cogió su mano y tiró con suavidad para hacerla subir y quedar expuesta frente a todos los invitados.

—Nos complace compartirles la noticia de que Isabella O'Sullivan y yo, nos casaremos el año que viene.

Bailando con la fama | Erótica + 18 | Parte 4/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora