Minho despertó con la boca llena de pelos. Tosiendo, empujó a la cosa infractora y frunció el ceño hacia ella.
Era un gato. Un gordo y feo gato.
Por lo visto, se había meado en su cama.
Agarrando al gato y haciéndolo maullar en protesta, Minho se dirigió hacia la habitación frente a la suya.
La puerta estaba abierta, lo que explicaba cómo el gato había salido, pero después de los últimos días, Minho no estaba de humor para ser comprensivo. Empujó la puerta abierta y cruzó de un tranco hasta la cama.
El ocupante de la cama ni siquiera se movió. Taemin estaba durmiendo tranquilamente sobre su estómago, sus labios un poco flojos mientras roncaba suavemente. La vista disparó una nueva oleada de inquietud y cólera.
La mirada de Minho viajó desde su cabello, bajando por la curva de la espalda desnuda de Taemin, a los hoyuelos gemelos por encima de la elevación de su culo vestido con un pantalón de pijama. Para un modelo, el tipo realmente tenía un bonito y respigón culo.
—Mantén a tu estúpido gato en tu propia habitación.
Taemin no se movió, apenas murmuró algo con voz somnolienta.
—Despierta —Minho puso sus dedos alrededor de un tobillo delgado y apretó. Duro.
Sin reacción.
Miró el culo de Taemin. Le picaba la mano. No, golpearlo sería demasiado gay.
Minho movió su mirada hacia el gato en su mano, contemplativo. La cosa fea le regresaba la mirada.
Minho sonrió y lo tiró en la parte superior del cabello de Taemin. El gato maulló.
—¿Qué...? —gruñó Taemin, rodando sobre su espalda frotándose los ojos. Acunó al animal asustado contra su pecho desnudo y miró somnoliento a Minho—. ¿Tienes que ser un idiota con animales inocentes, también?
—Ese animal inocente se meó en mi cama.
Taemin palmeó al gato en la cabeza, sonriendo.
—Mala chica, Kkoongie. Tú debías haber meado en su cara tonta.
Minho resopló.
—¿Kkoongie? Pensé que no podrías caer más bajo. ¿Qué hombre adulto trata de que el nombre de su mascota suene parecido al personaje de un libro infantil?
Taemin sonrió, muy dulcemente.
—¡Oh, eres un fan, también! ¿Cuál es tu favorito de la serie de Harry Potter?
Minho le dio una mirada inexpresiva. ¿Este chico pensaba que era gracioso?
—Esta debe ser la Sala de los Menesteres, porque eres exactamente lo que necesito —dijo Taemin, viéndose estúpidamente satisfecho de sí mismo—. Espera, sé algo mejor. Déjame pensar...
—Por favor, no —dijo Minho—. Te vas a hacer daño.
Taemin no pareció perturbado. Su mirada pasó a lucir sus párpados pesados cuando se apoyó contra las almohadas y murmuró, mirando a Minho,
—Debo estar bajo la maldición Imperius, porque me gustaría hacer algo por ti.
—Eso fue terrible —dijo Minho, cruzando los brazos sobre su pecho desnudo.
—¿Lo fue? Tengo una diferente —Los ojos avellanos de Taemin permanecían sobre los brazos de Minho—. Puedo ser tu elfo doméstico —dijo—. Haré lo que necesitas, y no necesito nada de ropa, Maestro.