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Para cuando Minho volvió del baño, Taemin ya se había cambiado con una vieja camiseta blanca y un par de pantalones cortos que había encontrado en el armario. La ropa era un poco pequeña y se estiraba sobre los muslos tonificados que no habían estado allí cuando las había vestido hace años.

Evitando mirar a Minho, Taemin se dirigió al cuarto de baño.

Mientras estaba cepillando sus dientes, se vio reflejado en el espejo e hizo una mueca. Sus labios estaban hinchados, y había contusiones por todo su estómago y piernas. Al menos las que estaban en su rostro no se veían tan mal. Esperaba que pronto se desvanecieran o los maquilladores lo matarían. Tenía otra sesión de fotos pronto.

Taemin casi chocó con su hermana cuando salió del baño.

—Te ves horrible —dijo Sunny, barriendo su mirada sobre él.

—Gracias —dijo Taemin—. Eso es justo lo que tu hermano pequeño necesitaba oír después de un día tan traumatizante.

Ella puso los ojos en blanco.

—Por favor. Tú eres más duro que todos nosotros juntos. Además, tu peor estado es aún mejor que mi mejor. No soy la bonita en la familia —Ella le dio un abrazo con un solo brazo y un beso en la mejilla—. Me alegro de que estés bien, idiota. No jodas con tu guardaespaldas homofóbico.

Taemin sospechaba que se parecía a los proverbiales ciervos encandilados por los faroles, porque Sunny se echó a reír.

Taemin apretó los labios.

—¿Qué te dio esa idea...?

—Por favor —ella dijo—. Te conozco, ¿recuerdas? La tensión sexual en la mesa era algo embarazosa. Además, es exactamente tu tipo: un imbécil, con aspecto de macho alfa, alto, construido como un tanque, manos grandes, gran polla...

—Tú no sabes eso. Tal vez su polla es pequeña.

Ella lo miró curiosamente.

—¿Lo es? Extraño. Por lo general puedo decir el tamaño de la polla del hombre por la forma en que camina. Estoy segura de que tiene por lo menos veinte centímetros.

Taemin resopló.

—Oh mi Dios, cállate. Me da vergüenza estar relacionado contigo. Además, me molesta profundamente la implicación de que nuestra confianza depende del tamaño de nuestras pollas.

Sunny sonrió abiertamente y palmeó su mejilla.

—Escucha la sabiduría de tus mayores, hermanito. Cuando llegues a mi edad, te darás cuenta de la sabiduría de mis palabras.

—Espero con impaciencia ese punto en el plazo de dos años —dijo Taemin con expresión desinteresada, alejándose—. Buenas noches.

—Buenas noches. ¡No jodas a tu guardaespaldas!

Taemin le hizo burla y entró en su dormitorio.

La habitación estaba a oscuras y en silencio. Apenas podía distinguir la figura de Minho en el saco de dormir al lado de la cama.

Interiormente maldiciendo al hombre obstinado por perseguirlo, Taemin caminó silenciosamente a la cama y se metió bajo las sábanas.

Se estiró sobre su espalda, cerró los ojos, y se dijo que debería dormir.

Después de media hora de valientes intentos de contar ovejas, Taemin se rindió y abrió los ojos.

La habitación estaba tan silenciosa que podía oír la respiración de Minho. Era constante y regular, pero sabía que Minho estaba despierto. Estaba seguro de que no estaba imaginando la tensión en el aire, tensa y zumbando, como una cuerda en su punto de ruptura.

Stone HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora