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Jeong Yun Oh alias Jaehyun era un hombre alto, de pelo oscuro y rasgos perfectos, dientes muy blancos y una sonrisa encantadora.

A Minho le disgustó inmediatamente.

Jaehyun sonrió hacia Minho, echándole un vistazo apreciativo antes de sacudir su mano firmemente. Su pulgar acarició la muñeca de Minho.

—Me puedes llamar Whitie.

Taemin se aclaró la garganta, poniendo una mano sobre el bíceps de Minho.

—Entonces, este es Minho, mi —Se interrumpió, frunciendo el ceño—... Amigo —terminó con el tiempo.

Jaehyun rio en silencio.

—Un amigo como yo, ¿cierto, precioso? —Guiñó su ojo a Taemin, lanzando un brazo alrededor de sus hombros y besando la comisura de su boca.

Minho se obligó a abrir los puños. Miró lejos, preguntándose qué estaba haciendo aún allí. No debería haber venido. La mera idea de tener sexo con ese tipo revolvía su estómago con malestar y repugnancia. Pese a todas las dudas que llenaban su mente después de tener sexo con Taemin, tocar y besar a Taemin nunca lo hizo sentirse incómodo.

Quería irse.

Excepto que no quería dejar a Taemin a solas con aquel hombre roñoso. Odiaba la forma en que el tipo miraba a Taemin, desnudándolo con los ojos.

Pronto estará desnudándolo literalmente.

Minho apretó sus dientes y se dijo que no le importaba. Sin ningún compromiso: eso era lo que habían acordado. No se debían mutuamente nada. Taemin podía tocar a cualquiera que quisiera. Cualquier otro hombre -o mujer- podía tocar a Taemin. Minho no tenía la exclusividad.

La mano de Jaehyun se trasladó por la espalda de Taemin.

Minho dio un paso hacia ellos y luego se obligó a parar. Taemin no le pertenecía. No tenía ninguna queja posible. No quería poder demandar nada.

Todavía conversando con Jaehyun, Taemin le dirigió una mirada que Minho no podía leer.

La mano de Jaehyun se movió más abajo. El hombre se inclinó hacia Taemin, sonriendo. Sus labios tocaron los de Taemin. Estaba besando a Taemin. Besando la dulce, perfecta, boca de Taemin, probándolo, jalándolo más cerca...

El control de Minho se rompió.

Arrastró al hijo de puta fuera de Taemin y lo arrojó lejos. Jaehyun chocó con una silla y cayó al suelo, maldiciendo y frunciendo el ceño hacia Minho.

—¿Qué demonios? —Gruñó, poniéndose de pie con un quejido—. ¿Qué le pasa a tu mascota criada en Rusia, Taemin?

—Vete —Minho dijo al tipo.

Jaehyun se burló y dio un paso hacia él.

—¿Crees que puedes solo...

—Creo que será mejor que te vayas, Jaehyun —dijo Taemin, mirando a Minho extrañado.

—¿En serio? —espetó Jaehyun.

—Sí —dijo Taemin—. Lo siento, voy a explicártelo después.

—¡Será mejor! —resopló Jaehyun, tomó su abrigo, y salió.

—Bueno, ¿qué fue eso? —Taemin dijo después que la puerta se cerró de golpe.

Sus labios estaban rojos y brillantes por la boca de Jaehyun.

Minho le dio un tirón cerca y estrelló sus labios en un beso doloroso. Cada célula de su cuerpo parecía estar forzándolo para estar más cerca de Taemin, presionarse contra él, hundirse en su interior, derretirse y fusionarse juntos hasta que Taemin fuera marcado con el nombre de Minho desde el interior.

Cuando finalmente dejó respirar a Taemin, este se lo quedó mirando aturdido, dos manchas rojas sobre sus mejillas pálidas.

—Vas a decirle al estúpido ese que no puede tocarte nunca más — Dijo Minho.

Los ojos de Taemin se despejaron un poco.

—¿Voy a? ¿Y por qué habría de hacerlo?

Minho abrió la boca y la cerró. Dijo bruscamente,

—Porque tiene un sabor desagradable y tu boca huele a él.

Taemin sonrió.

—Entonces, teóricamente, si encuentro a alguien que no tenga sabor desagradable, ¿estarás bien con eso?

Minho lo fulminó con la mirada.

—Eres una pequeña mierda —dijo y dio a Taemin otro beso doloroso.

Taemin sonreía abiertamente.

—Soy un modelo. Difícilmente sea pequeño.

—Aun así eres una pequeña mierda —Minho dijo y lo besó de nuevo, más suave esta vez. Dios, no podía conseguir suficiente.

Cuando ellos rompieron el beso, Taemin lo miró seriamente.

—No somos exclusivos, Minho. Casuales compañeros de jodida, ¿recuerdas?

Los dedos de Minho se clavaron en los lados de Taemin.

—Seguro.

—Entonces, ¿qué fue eso? —dijo Taemin. A pesar de sus palabras, no parecía enojado. Su expresión era suave, sus labios plegados en un puchero.

Minho quería besarlo.

—Soy un posesivo hombre de las cavernas sin educación, ¿recuerdas? —dijo, forzando la ligereza en su voz—. Es por eso que nos conocimos, después de todo.

Taemin mordió su labio, una mezcla de emociones contradictorias apareciendo en su rostro.

—Eso es diferente. Yoona fue tu novia por dos años. Yo no lo soy. Sólo soy un tipo que has estado jodiendo por un mes.

Minho no sabía qué decir a eso. Taemin tenía razón. No tenía ningún derecho a sentir como que la piel y la boca de Taemin eran sólo suyas para besar. No lo eran, y tenía que recordarlo mejor. Él fue el que le había dicho a Taemin que esto era sólo un arreglo casual.

—Mira —dijo Taemin—. Sé que no debería haberte empujado a esta cosa del trío. Sabía que no estabas listo. Pero no puedes hacer esto, no puedes actuar como un novio celoso. Esto realmente jode con mi cabeza. No hagas eso, ¿de acuerdo? No lo compliques.

Minho asintió rígidamente.

—Bueno. Ahora vamos a ir a la cama —dijo Taemin con una sonrisa suave, agarrando la mano de Minho y tirando de él hacia el dormitorio. Minho lo dejó, y observó que a pesar de sus palabras de amonestación, la pequeña mierda parecía muy satisfecho por el estallido celoso de Minho.

En lugar de hacerlo sentirse mejor acerca de todo esto, hizo a Minho sentirse como la escoria de la tierra. Estaba jodiéndolos a ambos. Casuales compañeros de jodida no sentían posesividad. Casuales compañeros de jodida no atacaban a otro hombre por tocar a su compañero de jodida. Taemin lo debería haber echado inmediatamente en lugar de estar secretamente satisfecho, o Minho debería haber puesto fin a esto él mismo. Taemin se merecía algo mejor. A Minho le gustaba. A él realmente le gustaba como persona. No quería hacerle daño, no quería ser otro Shim Changmin.

Pero tú lo eres, una voz se burló en el fondo de su mente. Eres exactamente igual que él. Todavía no puedes admitir que eres un maricón, todavía piensas que eres mejor que eso.

Taemin lo empujó sobre la cama y se sentó a horcajadas sobre los muslos de Minho.

—¿Qué quieres esta noche? —dijo, deslizando sus manos por debajo de la camiseta de Minho con una sonrisa traviesa.

Era hermoso. Un hombre no debería ser tan condenadamente hermoso.

—Tú —dijo Minho con voz ronca, tirando de él abajo hacia su boca.

La voz en su cabeza se debilitaba mientras besaba a Taemin, perdiéndose en su adictivo sabor y aroma, tratando y fallando en poder conseguir suficiente.

Pero Minho sabía que la voz volvería.

Siempre lo hacía.

Stone HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora