Minho volvió al apartamento de Kibum en las primeras horas de la mañana.
Se tensó al darse cuenta de que el sistema de seguridad estaba apagado... desconectado por alguien que no fue él.
Minho sacó la pistola de su funda, tratando de observar detalles en la sala de estar a oscuras. El pent-house estaba tranquilo. Esperaba que Kibum estuviera profundamente dormido en su habitación, esta solo podía ser abierta desde el interior si alguien no autorizado lograba apagar el sistema de seguridad externo, que parecía ser el caso. Interiormente, se reprendió a sí mismo por abandonar a Kibum. Estrictamente hablando, no estaba obligado a ser guardaespaldas de Kibum 24/7... tenía cuatro horas libres cada día, y Kibum tenía seguridad permanente para su ascensor privado. Pero aún había formas de conseguir entrar al departamento, si uno se avocaba lo suficiente. Aunque Jonghyun le hubiera dicho hace unos días que J.Park era poco probable que tuviera a Kibum como objetivo en este punto, Jonghyun tenía muchos enemigos. Uno de ellos podría haber averiguado sobre el chico de Jonghyun.
No debería haber salido, o al menos no debería haber pasado más de una hora besando a Taemin después del sexo, reacio a marcharse, mientras que Taemin se veía tan suave, sonrojado, y bien jodido. Patético. Sus propias acciones lo hacían temblar últimamente.
No lo suficiente para detenerte, dijo con sarcasmo su voz interior.
Sacudiéndose un poco, Minho se centró en su entorno, moviéndose en silencio y conteniendo la respiración.
El piso estaba absolutamente silencioso, lo que significaba que el intruso lo había oído y estaba bien oculto o moviéndose en silencio hacia él. La oscuridad extrema le hacía imposible decir cuál era el caso, pero Minho estaba en calma, su mente limpia de todo lo irrelevante y centrada exclusivamente en el peligro.
Ahí. Una respiración apenas audible desde la izquierda. Minho se movió incluso antes de registrarlo completamente. Chocó con el intruso, enviando a ambos a estrellarse contra el suelo. El otro hombre era más bajo que Minho, pero fuerte, y Minho luchó en silencio, tratando de conseguir la ventaja. Estaban bastante parejos, Minho observó con sorpresa mientras trataba de fijar al hombre debajo de él e incapacitarlo. Había algo muy familiar en la forma en que el intruso peleaba.
—Minho, bájate de mí —dijo el hombre.
Maldiciendo, Minho soltó al hombre y se puso de pie. Encontrando el interruptor, encendió las luces.
La cara no muy feliz de su jefe, le dio la bienvenida. Jonghyun se levantó, también.
—¿Dónde infiernos has estado y por qué estás regresando a las tres de la mañana? —dijo con frialdad. Lo no dicho, en vez de proteger a Kibum, colgando en el aire.
Minho apretó los dientes. Estaba harto de la actitud pasivoagresiva de Jonghyun hacia él. Sí, había -medio- traicionado la confianza de Jonghyun una vez, pero había salvado su pellejo docenas de veces.
—Tengo cuatro horas libres cada día. Está en mi contrato. No tengo que estar a la entera disposición de tu chico y permanecer 24/7. Está dormido. ¿De qué se supone que tengo que protegerlo? ¿Pesadillas? Tú me dijiste que la amenaza de J.Park era mínima.
La expresión de Jonghyun se volvió aguda y evaluadora cuando su mirada barrió a Minho.
Minho se dijo que no había manera de que Jonghyun pudiera decir lo que había estado haciendo en el último par de horas.
—¿Todo está bien? —dijo Minho, tratando de desviar la atención de Jonghyun—. ¿J.Park?
—Ya no va a ser un problema —dijo Jonghyun, con los ojos brillantes de fría satisfacción.