30-Isla

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Cuando estaba por terminar la carrera el corazón me comenzó a latir tan fuerte que pensé en que cualquier momento se me saldría por la boca. Él va en quinto lugar y ya he comenzado a comerme las uñas de tantos nervios, esto me esta matando. Y es la última vuelta y sigue igual, estamos cruzando los dedos para que en último momento sea el ganador. Sara me ha cogido de la mano, y ambas estamos temblando, y ya casi están por llegar a la meta, cierro los ojos esperando que digan que el ganador es un tal Jackie Dawson. Pero no en vez de eso escucho como Sara y Jean gritan.



Abro los ojos.



¡Ha ganado!.



«¡Gano!» Gritamos como locos en nuestros lugares poniéndonos de pies, bajamos a donde él. En ese momento dejo de sentir frío.  Aunque seguía ahí, conmigo, abrazándome. Jean lo abrazó, Sara igual, reíamos como si nos fuésemos sacado la lotería. Y se vino acercando poco a poco como si no lo pudiese creer, su mirada hace que de un vuelco en mi estómago, siento cosquillas y no puedo evitar dejar de sonreír.



Me abraza fuerte, mis pulsaciones se disparan creo que mi taticardia sea vuelto loco, adoro tenerlo así, junto a mí, como si todo a nuestro alrededor se hubiese desaparecido su cuerpo cálido me envuelve. Nos separamos pero un así estamos a escasos centímetros. Me acaricia la mejilla su respiración esta en mí, nos miramos a los ojos y me pierdo en ellos.



Sus ojos, como en cielo despejado, un azul sin gris. Fríos. Y vacíos, sin ningún brillo, y me perdí en ellos buscando, un sentimiento dentro. Que tal vez no exista.



Pero quiero aferrarme a que sí.



Tan cerca estamos y  bajo mi mirada a sus labios entreabiertos dejo de respirar, quiero que lo haga que me «Bese» lo necesito.



Es todo lo que quiero en este momento.



Un beso suyo…



Escucho a personas a hablar. Pero solo me repito «Besame» como una melodía suena en mi cabeza.



Acerca su rostro a mí, Nuestros labios están casi rozándose, dejo de respirar

Aun cerca de sus brazos cierro los ojos sintiendo cosquillas por todo el cuerpo. Espero que lo haga pero dejo de sentir su mano en mi cintura y abro los ojos y ya no está. Mi corazón hizo crack hecho pedazos pero pequeñitos que puedo sentir como cada uno se va derribando de mí, y se esparcen por el suelo.



No hay nadie solo yo.



Dejo que mis lágrimas caigan en donde ya esta cubierto de nieve blanca, quiero gritar, echarme a llorar a moco tendido pero no puedo, todo se va a un vacío. Y dejo de ser yo, vuelvo a lo de antes a la chica que nunca a sido correspondida en ningún momento. La que lloraba con la cabeza baja oculta entre la almohada para que nadie notase que había llorado toda la noche para luego ocultarme bajo el maquillaje.



Lo odio… y mucho por hacerme pensar otra cosa…



Levanto la mirada que se me a perdido entre la multitud está junto a ella la abraza y sonríe como nunca lo ha hecho. Si pudiese dejarme caer lo haría… sin pensarlo dos veces.



Crack. Crack.



Mi corazón va dejando pequeños pedazos en cuan comienzo a caminar en dirección contraria.



El frío me abraza.



Él la abraza a ella. A Kinsley. Deja su chaqueta encima de ella. Y cada vez me derrumbo más y más, y no hay nadie que detenga mi caída.




Habría mil maneras de romper un corazón pero esta es la peor de todas.



Ha ganado y he perdido.



Dicen que siempre habrá un perdedor y eso siento ahora que he perdido. Todo.
Quiero irme y voy abrazándome. Quiero desaparecer… Del mundo entero.
Siento alguien tocarme la espalda. Jean.




Me mira y sabe lo que estoy sintiendo.




—Si quieres irte a casa dímelo. Habrá una fiesta de celebración en el hotel.



No quiero ver a nadie.



No quiero presenciar lo que sea que vaya a pasar.



—Llévame a casa. —digo casi como una suplica.



—Bien, el auto esta allá. Vamos.



Pasamos cerca y evito mirarlos por que eso me partirá más. ¿Si pudiese perderme en un abismo me seguiría sintiendo igual o peor? Solo… Solo… quiero que me trague la tierra y dejar de sentir lo que ahora estoy sintiendo.



Mierda. Tonta. Estúpida.



Jodida estúpida…



¿Qué pensabas? ¿Qué siente lo mismo?



En todo el camino me dedico a seguir los trazos de mi vestido con los dedos. Ansío llegar y sentirme segura dentro de esas cuatro paredes. Ya no puedo más y me derrumbo, no me importa que Jean me vea llorar. Solo me coje la mano entre las suyas. Sollozo fuerte con la mano en el pecho por si de tantos sentimientos encontrados se me quiere salir y ya no regresar más a mí. Cojo aire con dificultad. Con miedo. Sin ganas. Sin nada… por que ya no tengo nada. Nada que me diga que aun quedan muchas cosas que necesitan de mí.



Por que no es así.



Ya no.



Han pasado más de veinte días y he decidido renunciar, ya no quiero seguir bajo el mismo techo con él: solo me lo encontré una vez cuando salía de la oficina de Grey tras presentar mi renuncia. Le dije que no dijese nada hasta después de que me fuese. Y así lo hizo. Jean y Sara me apoyaron y ahora me están ayudando a buscar otro empleo nada que quedé cerca de él, ni siquiera me dirigió la palabra cuando me lo encontré, luego lo vi a lo lejos una tarde cuando regresaba de casa de Sara iba con Kinsley a su casa estaban sonriendo. No pude evitar… dejar que mis lágrimas cayesen. Pensaba que la primera persona que te rompía el corazón era él que más dolía ahora comprendo que no, Forest me duele más. Hasta pronunciar su nombre, pensar en él duele y mucho…




El destino es egoísta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora