31-Isla

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2012




El quince de abril me rompieron el corazón, Sebastián me dejó caer en un puto vacío en que nunca pude salir, la primera vez que me rechazaron. Lo besé pensando que con eso se daría cuenta que yo valía la pena y no ella, solo me empujo por que ella nos vio y él fue tras ella, al caer en las piedras me corte las manos al intentar sostenerme para no recibir el golpe más fuerte del que me acaba de dar él. Todo fue en vano. Muchas veces soñé en que llegase el día en que me dijese que era yo la chica con la quien quisiese compartir si vida. Pero nunca llegó.




La segunda vez que me rechazó fue en mi fiesta de cumpleaños cuando le puse una pastilla en su bebida. La conseguí gracias a Carter el chico que vendía ese tipo de pastillas antidepresivos. Quise que el fuese el primer en tocarme en hacerme suya, no lo conseguí todo se me fue de las manos y toda la mierda que escuché decirme. Me rompió.
Me volvía a rechazar gracias a ella. Me odie…




A la vez seguía insistiendo por que no perdía las esperanzas, mamá me dijo «En esta vida nunca pierdas las esperanzas que todo puede llegar en el momento menos esperado. Él también podría ser así. Tú. Tienes que seguir tus instintos» y lo hice no sirvió de nada de todas maneras me siguió rechazando.




Y no sé pero me volví masoquista me encantaba seguirlo a todas partes y verlo irse con sus amigos a la casa Drack, esa donde aprendí a usar las drogas y las bebidas alcohólicas. Quise olvidarme de él aunque fuese un maldito día, dejé que uno de los chicos se metiese entre mis bragas y me hiciese suya. Me odie más.




Me repudie. Ya no sabia quién era yo.
Regresé a casa el día después mis padres me esperaban en la puerta tenían el ceño fruncido, mi padre como siempre me castigo me quitó todo, mi madre se quedó conmigo hasta que me consolé, me dijo «La adolescencia es una de las faces que todos pasamos y no tienes por que sentirte mal» nunca supó lo que hice el día anterior.




—¿Tú también pasaste algo así?




—No de esa manera, yo también me enamoré de un imposible. Pero luego conocí a tu padre y me enamoré de él.




—Yo no puedo hacer eso. —dije tímida, secándome las lágrimas.




Cuando estuve a nada de terminar con Kenny ahogándola todos me odiaron incluso mis padres lo pude sentir aunque mamá me dijese que no. Me expulsaron un mes en cual estuve viviendo en Drack no volví a casa dos meses después cuando todos creían que estaba secuestrada.



El quince de noviembre. El quince de enero. De abril. Junio. Julio. Y todos los meses que llevan el día quince los odie y no sé como se convirtió en mi número favorito…




No me tomé la molestia de recoger mis pedazos rotos y los dejé ahí. Había escuchado que «Con el tiempo todo sana, y deja de doler» pero nunca fue así.




Siempre tenía un pedazo roto que me punzaba solo para recordar que yo no era feliz…




El destino es egoísta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora