26-Forest

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Hace un año a esta hora estaba en el piso tomando una decisión que cambiaría todo, mi vida. No quería seguir, no tenía ganas de intentarlo de nuevo, fuese lo que fuese: me sentía en el vacío. Y a nada de caer en un agujero negro de donde no saldría jamás. Un golpe en la puerta lo cambio todo. Estaba ella frente a mí como si se hubiese escapado de algún manicomio, tan enojada, sentí ese especie de haberla visto antes sin saber donde. Sus gritos me hicieron saber que lo que estaba haciendo no daría resultado.



Ese: 21 de noviembre.



Lo cambio todo.



Su llegada me cambio.



No pensé que habría otra oportunidad para mí. Todo en mí estaba perdido, era una simple palabra eso era yo, nada, sin ganas, con miedo, buscando diferencias que creía que nunca encontraría, la encontré en una chica de ojos verdes: igual que el pasto. Y cada que la veo me recuerda al Aurora boreal ella es tan hermosa, con cada fase de su vida se que no conozco toda su vida pero siento que ya lo hago desde hace mucho.




Hoy no he ido a trabajar le dicho a Grey que no me sentía bien, él insistió en que fuese a ver a un médico, me negué rotundamente.



Hace semanas que hemos estado distanciados  y eso me duele. Desearía tenerla cerca a todo momento y es egoísta quererla sola para mí.



Fui herido desde joven ocultándome de las personas, oculto lo roto que estoy y cuando estoy con ella siento que: cada uno de mis pedazos se van devolviendo a su lugar dando a entender que nunca he estado hecho pedazos. Lo que no puedo sacar de mi cabeza: ¿Qué pasara cuándo ella se vaya y no vuelva a verla más? Antes pensaba que mantenerla lejos de mí era lo solución ahora me doy cuenta de que no es así. Si la mantengo lejos siento que no podre soportar que le sonría a Jean. Ellos son tan cercanos que no me gusta esa amistad y tampoco quiero seguir sintiendo esto: lo de quererla sola para mí, es enfermizo.



Estoy vivo, me siento vivo, pero, ¿No es encantador estar completamente sólo? Yo, no soy lo que ella necesita, lo sé.



No quiero cometer los mismos errores que ha cometido antes no quiero hacerlo por que en mi corazón ya hay demasiada mierda, no puedo dejar que esto llegue tan lejos, sería caótico. Confío en ella, pero no en mí, podría echarlo todo a perder y no quiero perderla.



Cojo las llaves y salgo corriendo a su casa cuando llego me poso frente al porche. Mis manos me tiemblan, siento algo diferente en mi estómago, creo que esto es una tontería. Me debato entre si seguir o no. Dejo salir aire, no sé que pasa por mi cabeza pero mis pies se mueven solos y en segundos ya estoy tocando la puerta. Tarda unos minutos en abrir y cuando lo hace lo primero a lo que le presto atención: sus ojos están rojos e hinchados, ha estado llorando, verla así me dan ganas de abrazarla fuerte y no soltarla, finge una sonrisa y al tiempo que sus labios se curvan resbala una lágrima. Estamos tan cerca que solo cinco centímetros nos dividen. Se hace un lado para que pueda pasar, dudo, entro y ella se tumba en el piso con el ordenador entre sus piernas. Su cabello rubio le cae en la cara. Pensaba que alguien como ella no se sentía así, echa pedazos como se ve ahora. Tan indefensa.



Pérdida.



Confundida.



Hermosa, lo es.



Me tumbo a su lado, no sé como consolar a alguien así que le pregunto lo primero que se ocurre.



—¿Te encuentras bien? ¿Necesitas algo?



—¡Solo no quiero recordar.! —dice para luego sollozar.—Es tan complicado.



Creo entender a lo que se refiere he sentido lo mismo pero con el tiempo a dejado de doler y los recuerdos son momentos de que cuando yo era un niño, me he sentido perdido pero en mí algo que llego hace un año lo cambió y dejo que los colores llegasen a mí; cuando todo era oscuridad por completo, un color verde llego a mis ojos para robarme todo lo que un día oculté. Su mano esta cerca de la mía, y en ella un anillo con un diamante: es grande debió costar mucho.


El destino es egoísta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora