7 - Isla

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Es una mañana muy hermosa pero no ha dejado de nevar me gusta como se ven los rosales del pequeño jardín, desde la ventana me quedo mirando caer los copos en forma de estrellas y demás figuras. Hoy no iré al trabajo y hace días e estado planeando este día, conocer un poco más de «Castle Combe» Empezaré por el pequeño río, esta a unos minutos de aquí, no creó que tarde mucho en llegar, es más tengo ganas de decirle al egocéntrico si gusta acompañarme pero a los dos segundos de haberlo pensado deseche la idea.


Casi estoy cerca, me quedo sobre la malva verde llena de nieve. Hay pequeñas florecillas en la orilla, que desprenden un olor agradable como si me relajase un poco, el suéter marrón que tengo puesto debajo de la cazadora de mezclilla, hace que haga un contraste con el hermoso paisaje que esta junto frente a mí.


Me tumbo en la malva, si solo tuviese mi cámara no pararía de fotografiar cada rincón y así guardarlos para algún día verlo, y decir: Estuve ahí, cuando los capullos aún no se abrían. O cuando el río tuvo ganas de sonreír al dejar ver sus aguas cristalinas, y los pequeñines peces despertaban. La malvada está totalmente cubierta por la nieve blanca, pero no importa si se me moja el vaquero.


No me quiero ir, este será mi lugar favorito.


Donde nadie podrá encontrarme.


No sé cuanto tiempo me he quedo recostada en el pasto verde y blanco, observando el cielo gris, de el último día del año. Está por terminarse éste año y yo muy lejos de casa. Extrañando, pensando, pero sobretodo recuperándome a mi misma, me levanto y ando cerca del río para lavarme las manos «Dios» me digo por lo fría que está, es tan punzante que duelen las manos. Las dejo dentro del agua por un momento para que se acostumbren y remuevo el agua asustando a los peces de colores que se asoman, como si supiesen que alguien los visita, tengo una cajita de chocolates en el bolsillo de mi cazadora, dejo caer algunos cubitos que los peces no tardan en devorarse.



Me meto en la bañera, siento como todo mi cuerpo se relaja dentro con el agua caliente empapándome. Cuando termino me visto y me pongo las bufandas de colores que he comprado hace días, cojo las llaves para salir e ir a comprar algo para esta noche, aunque Sara me invitó a pasar la cena de fin de año con su familia le dije que no, ya que no los quiero molestar y demás no tengo ganas de salir.



Estoy frente a Old Stables Coffee Shop, dónde venden los mejores pasteles de todo el pueblo, al entrar un delicioso aroma me envuelve, pruebo varios pastelillos y al final me debato entre comprar un pastel de limón con moras. O uno de café, finalmente compro el de café. Paso por un restaurante para comprar comida, compro lo primero que veo delicioso. Al pasar por una tienda de ropas me enamora un vestido negro. Como la de la época medieval solo que no es voluminoso, de inmediato lo compro, hago otras cosas en el pueblo antes de regresar a casa.



Cuando falta poco para las diez de la noche, me apresuro a vestirme: el vestido negro que he comprado hace algunas horas, está sobre la cama, me lo pongo y se ajustó a mi cuerpo en la parte del pecho tiene un ligero encaje, me miro al espejo, no sé. Es lindo pero no me convence, no tengo otro que usar así que este será, me arreglo el cabello, lo dejo suelto, ya esta mas largo de lo que recordaba.



Cuando por fin he terminado, salgo de la casa con lo que he comprado esta tardé. Toco varias veces la puerta de Forest pero nada que abre, tal vez fue con Jean o Sara, estoy por regresar a casa cuando la puerta se abre. Siento un ligero tirón.


—Hola pensé que no estabas.


—Estaba duchándome. —aclara.


—Oh bien, bueno no se ¿saldrás? —Sólo me observa—Compré comida pero si vas a salir no hay problema. Yo…

El destino es egoísta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora