Capítulo 40

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Me bañe en lágrimas pero el no las limpió
Mi cuerpo envejeció pero el quedo intacto
El tiempo quedo congelado el día 23 de Junio.

Att. Un Desterrado.

Y ahi estaba Bakugou sufriendo pero hoy no estaba solo. Tenía un pequeño regordete a su lado.

Su celular no había dejado de sonar. Pero el estaba en el cielo, aún pasando por el infierno tenía derechos a un pequeño espacio en el cielo.

Cerro sus ojos cuando la lengua de Izuku tocaba su pene. El había cumplido dos días de hacer el amor, calmaba su cuerpo y apaciguaba su pobre corazón.

Gimió alto por el dolor tan placentero que tenía en su pené. Cuanto podía hacerlo feliz ese pequeño.

Dejo que una lágrima escurriera por sus mejillas y suspiro con pezades.

-¿Cuando vamos a salir?- el pequeño tenía sus labios inflados y sus ojos tenían ojeras, Bakugou no le había dado descanso.

Enserió tenía su trasero y estomago lleno de semen, no le molestaba, pero era algo incómodo.

-¿Quieres salir Deku?-Bakugou jugaba con el tatuaje de la cintura del chico era hermoso con el número veintitrés, perfecto.

-Si no estas listo no quiero salir- Dijo com seguridad el pequeño se subió arriba de su jugador y lo beso con pasión.

Otro día pesado para el pequeño, la cama no fue suficiente, ni el baño. Cuanto deseo sexual podía tener Bakugou. Gimió alto cuando el pené de Bakugou era recibido por su centró.

-Perdon por ser egoísta- pero no quería pensar en nada más.

-No pidas perdón y Tómame toda la vida- era su amor su ángel.

-Te idolatro Deku- el pequeño sonrió apoyado en la pared.

-Bueno si me amas demuéstralo, es hora que les des la cara a los Shiketsu y ver que te dicen- Bakugou se liberó de su semilla y el pequeño se aferró al cuerpo de Bakugou.

-Irías al infierno conmigo- Lo dijo en voz baja.

-Jugador yo viviría en el infierno contigo- Bakugou estaba listo.

Al medio día sea había bañado y vio a su pequeño  como estaba maltratado,  vio la sangre en  las toallas que había husado el pequeño. Se arrepentía por no haberse controlado.

Pero cuando lo vio salir con ese hermoso pantalón rojo y una camisa negra de botones abierta un poco hasta la mitad de su pecho y su cabello verdoso suelto, lo amo por todas los cosas del mundo.

Se sentía mal por haber sido rudo y no lo pensó cuando vio qué el pequeño se sentó en la orilla de la cama, iba a ponerse los zapatos cuando Bakugou se arrodilló y tomo el primer botín qué el pequeño se pondría.

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