Capitulo dos: Rhaenyra II

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¿Qué tan humillada puede ser una mujer en su vida?

Aquella pregunta daba vueltas en su mente desde hace una hora.

La celebración de su boda culminó cuando el salón había quedado con la mayor parte de sus invitados inconscientes en las mesas de roble o en su defecto sobre el frío suelo, el Rey dio la orden a los caballeros de recoger a los cortesanos y llevarlos a descansar apropiadamente, mientras la servidumbre empezaba a limpiar el desastre.

Fue de camino a sus aposentos que aquella pregunta comenzó a inquietar su ser.

Mientras sus Damas le quitaban suavemente las vestiduras de novia, la Reina se adentró en sus aposentos sin invitación.

—Y hoy por fin la princesa se despide de su pureza.— La Reina usó un tono tan condescendiente con ella, era una burla por todos los rumores que hubo.

Rhaenyra no dijo nada, no iba darle ese  gusto, no hoy, habían sido unas horas que se sintieron interminables debido al huracán de emociones que hubo en su pecho, donde poco a poco su corazón fue recogiendo los pedazos de cada muerte que sufrió, estaba tan conmocionada y alegre que un comentario de la Hightower no iba malograr ese momento.

Alicent examinó su cuerpo con detenimiento, Rhaenyra se sintió expuesta e incómoda.

Entonces la pregunta que tenía halló respuesta, ella fue humillada muchas veces, más de las que puede contar por múltiples personas.

La primera vez que recuerda fue cuando nació Aegon, este hecho desencadenó una serie de sucesos que la hicieron sentir que valía menos por ser mujer, en especial cuando en el segundo onomásticos de este, comenzaban a llamar a su medio hermano "Aegon el segundo con el nombre" Era una niña en ese entonces pero entendía muy bien lo que aquello quería decir, estaban dejando en claro a quien deseaban como heredero y ciertamente no era ella, fue una humillación porque su padre no dijo nada, ni siquiera los corrigió, aún así ella tuvo que tragarse su indignación sonriendo con cortesía y fingiendo que no le importaba, que al final el puesto seguiría siendo suyo, por mucho que haya dudado, no dejó que su inseguridad se muestre.

Otra que recuerda fue cuando su padre la obligó a comprometerse con Laenor para arreglar el error que cometió casándose con Alicent, Rhaenyra recuerda sentirse sola cuando su familia brillo por su ausencia en la boda real, una enemistad con los Velaryon, aunque breve, fue uno de los mas grandes terrores del reino, Rhaenyra fue el pago de Lord Corlys, al principio se negó, Laenor prefería a los caballeros, todos lo sabían, ahora agradecía estar casada con él, pero en su momento era una niña que estaba resentida con su padre por tener que pagar los platos rotos por su tontería. Viserys incluso la había amenazado para casarse, era eso o le quitaban la herencia, ella explotó contra su padre aunque al final acabó aceptando.

La otra que aún estaba fresca en su memoria era cuando se reveló el secreto de su doncellez pérdida, su padre se enojó con ella de maneras que no comprendió

"—¿Por qué?— recuerda haber preguntado —Si hubiera nacido hombre, podría acostarme con quien quiera, podría tener muchos bastardos y nadie en la corte diría algo por ello."

Su padre se volteó a verla, Rhaenyra solo trataba de entender, se había acostado con una persona y el té de luna fue tomado luego de la conversación que compartió, no era tan difícil de explicar y si su padre lo hubiera hecho entonces no hubiera sentido tal humillación, sus palabras resonaban en su cabeza aún años después.

"—Si, pero naciste mujer."

A ella no se le permitía tener relaciones con quien deseaba, pero a Otto Hightower se podía permitir pasar sobre ella, callarla y difamarla cuando quisiera, Rhaenyra entonces comprendió que aquello también se debía a que era mujer y para ese hombre su opinión no era válida y se permitía igual que su hija ensuciar su nombre, humillada una vez más.

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