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Siempre admire al viejo. Era un tipo fuerte y grande que en sus tiempos de oro era el mejor peleando mano a mano, me contaba de sus historias de cuando era joven y peleaba contra los malos del "barrio", los días que se iba al monte y se encontraba con el mismísimo diablo (cosa que no creía).

El entró a la U. A. hace tiempo, sin embargo no ejerció su trabajo de héroe pues, el me dijo que en ese tiempo el gobierno era demasiado manipulado por organizaciones corruptas los cuales resultaban ser colegas de villanos y vendían información confidencial. Eso enojo a mi abuelo y se reveló, diciendo que si el ser héroe consistía en dejarse llevar como ovejas al matadero, entonces el prefería ser uno a parte y valer por sí mismo; le negaron esa petición y entonces decidió retirarse del mundo heroico.

Las cosas han cambiado, los tiempos son otros, eliminaron cierta parte de esa corrupción, ahora él gobierno es más seguro, así que me pedía con fuerzas que yo entrara a la U. A. y me convirtiera en el héroe que él no pudo ser. Incluso me entreno a mano dura para poder ser fuerte.

Mientras que yo, realmente jamás pensé en convertirme en una figura ejemplar, yo siempre quise estar lejos de ello, no sé tal vez estudiar medicina o algo por estilo –ciertamente tengo una afición por la anatomía– pero jamás pensé en ser eso.
Por meses estuve disgustado con la idea, pero era mi abuelo quien lo pedía, el único ser que me quedaba en la vida y negarse se siente como negarle algo a mi madre, me sentiría mal si no lo hiciera. Así que tome el entrenamiento como algo positivo, e incluso quise superarme día a día  mejorando técnicas, pues no solo uso mi quirk para pelear, si no también mis manos y ciertas acrobacias así como reflejos que el abuelo me enseñó. Algo curioso de él es que no tiene quirk, se hizo fuerte por si mismo, cosa que le resultó algo complicado, pero logró ser reconocido como un ídolo de motivación para aquellos que tampoco tenían una habilidad especial y querían lograr sus sueños de ser un héroe.

Mi madre tenía un quirk extraño que heredó de su madre, el agrandar las cosas, manipularlas para deformarlas y crear maravillas. Un día utilizó un pedazo de madera y creó un dragoncito que se movía de un lado a otro. Ese fue uno de los más lindos regalos que me dió y que aún conservo.
Mi padre tenía el quirk de sacar extremidades filosas por su cuerpo, decía mi abuelo que parecía un puercoespín cuando se enojaba.

Siempre trato de manejar mi poder con cierta precaución, pues llegué a romper el techo en uno de mis descuidos. Lo que menos controlo es el agrandar las cosas al tamaño exacto, o me salen muy chicos o exageradamente grandes, además de que cuando me asusto salen un tipo de agujas pequeñas que son un dolor horrible cuando te cae una encima. Muchas veces me asustan mis compañeros solo por molestar y las consecuencias son evidentes.

Hoy, me encuentro totalmente tranquilo en mi cama, sobrepasando las cosas como suelo hacer a diario. Me llegan las dudas de que es lo que podría pasar si llego a fallar en mi examen de admisión, me asusta y me deprime el pensar que me convertiría en un fraude o un inútil para mi abuelo. Necesitaba despejar mi mente.

—Viejo, vendré en poco, iré al centro comercial a comprar unas nuevas pinturas —grité mientras bajaba las escaleras para encontrarme con mi abuelo en el sofá viendo el televisor.

—¿Se te acabaron de nuevo? Es increíble, no hace ni dos meses que te compré unas pinturas

—¿Si sabes que yo pinto casi todos lo días, no? Es obvio que se van a acabar pronto. Como sea, ya vengo no tardo

—Ten cuidado, si alguien te golpea devuelve el golpe, pero más fuerte

—Si, como sea, bye

Antes de salir agarré mi patineta y salí de la casa en fuga.

Lo Hice Y Te Dejé (BNHA x Male reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora