871 66 9
                                    








Al siguiente día tuve que volver a la escuela. Después de un fin de semana de pereza.

Notaba que muchos compañeros llevaban trabajos en cartulina, cosa que yo no tenía.
《No puede ser, qué mierda》

Entré en pánico ¿Habían dejado tarea?
Un extrovertido se acercó a mí.

—¡Hori! Que bueno es verte, ¿cómo estuvo tu fin de semana?

Estaba en orilla, en mi asiento, tratando de no llorar porque de nuevo olvidé un trabajo después de haberme hecho estúpido por dos días enteros, ¿Cómo se supone que debía estar?

—Bien— Respondí con voz, baja, tratando de asimilar que todo esta bien, pero por dentro quería llorar.

—¿Y tu cartulina?

Sonreí, demasiado macabro, pero no tenía más expresión. El contrario vió que no respondía y supo que es lo que sucedía.

—Ya veo, no la hiciste— Momentáneamente fue a su banca y regresó con una cartulina blanca en mano —. Toma, traje una por si alguien quería o no traía. El trabajo es sencillo solo debes copiar lo que está en el libro y decorarlo

Quería abrazar a ese chico y gritar lo feliz que me sentía. Sin embargo me limité a decirle un pequeño "gracias" que apenas se alcanzara a escuchar. Tomé mi mochila y me fui corriendo del aula yendo a otra que estuviera vacía, pero solo encontré la sala de reuniones para los alumnos que necesitan regularización. Quedaban 15 minutos para iniciar la clase, tendría que apurarme.
Empecé a sacar lo que ocupaba de mi mochila, no me había dado cuenta que mi salvador se encontraba de mi lado, contemplando como me ponía nervioso por tratar de acabar rápido.

—¿Qué?— Pregunté, tratando de hacer que dejara de mirar.

—Es divertido ver cómo te pones

—Pues yo no siento la misma gracia— Puse una cara seria, lo que hizo reír al chico.

—Eres gracioso, no entiendo porqué no sigues juntándote conmigo

—Porque no Eiji, no encajo

El pelimorado solo bajó la mirada. Pero volvió a optar por tener una sonrisa.

—Siempre has dicho eso, pero jamás obedeces tus propias palabras. Dijiste que te ibas a alejar de mí, no lo hiciste. Te conozco tan bien, que incluso supuse que no habías hecho la tarea por estar pensando tanto en los deseos de tu abuelo para entrar a la U. A., pero no debes preocuparte, porque sé que eres el más capacitado para ello y también sé que lo lograrás; enfócate en una cosa simplemente

El tenía razón, pero jamás se la iba a dar.

—Entiendo, pero no es como tú dices. No me conoces— Continúe escribiendo, para dar los últimos detalles para acabar. Faltaban dos minutos para entrar, así que tomé mis cosas y me fui, ignorando a Eiji por completo.


Eiji era mi amigo desde la mitad de primaria y el resto de secundaria. El había entrado a mitad del curso de primaria, pero no le costó mucho acoplarse porque él se caracteriza por ser una de las personas más sociables y carismáticas, mientras que yo era el niño en el rincón que comía solo durante el almuerzo porque no tenía amigos.
Un día Eiji se había acercado a mí, preguntándome el porqué estaba solo.

—Amiguito, ¿qué haces solo?— Un pequeño con cabello morado y ojos verdes se acercó a mí, muy amablemente abrió su toper y me ofreció de sus uvas con una tierna sonrisa.

—No somos amigos, gracias pero no quiero uvas— Y luego estaba yo, un pequeño peliblanco, greñudo y amargado.

—Okey— Se acomodó a mi lado y empezó a comer.

Lo Hice Y Te Dejé (BNHA x Male reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora