13

1K 152 129
                                    

*:・゚✧ *:・゚✧ *:・゚✧ *:・゚✧

— ¿Cómo que abortar, Diego? ¿Estás loco?— susurró Marcelo entre dientes y Diego siseó.

— ¡Baja la voz!— musitó.

—Es que ¿Cómo se te ocurre hacer algo así?

—No lo hice ¿Va? Aquí estoy, vivito y coleando.

—Pero imagínate que hubieras aceptado, neta que a veces te pasas bien de wey, Diego. — Flores negó y el carraspeo por parte de Guardado los interrumpió.

—No porque no sea su profesor quiere decir que se puedan brincar mi autoridad, si tanto se están cuchicheando ¿Por qué no mejor le cuentan el chisme a todos? Debe ser muy bueno como para que no me estén poniendo atención allá atrás ¿Verdad Lainez y Flores?— como grupito de ratas todo el salón se volteó para observar a los mencionados. —Si no se callan los voy a sacar ¿Entendido?— ambos musitaron un "" al unísono y apenados se acomodaron en sus asientos.

La clase continuó, el grupo pensaba que gracias a que el profe Javier no había asistido ya tenían la hora libre, sin embargo ese wey estaba más adelantado.

—En la página 150 de su libro de álgebra tienen un ejemplo de cómo obtener el vértice de la función f(x)...— Edson se quedó absorto en sus propios pensamientos, dejando por un momento de escuchar a Guardado.

Aún no se podía creer que dentro de poco iba a tener en sus brazos a un ser humano diminuto, quizás a una copia suya, o una de Diego... O tal vez la perfecta combinación de ambos.

Él se veía cargando entre sus brazos una copa de campeonato, no a un bebé.

Eso jamás había entrado en sus planes, y el hecho de que estuviera ocurriéndole ahora y apenas con 16 años le parecía bastante aterrador.

—Buenas tardes prefecto. — esa voz gruesa apenas y lo pudo hacer volver a la realidad. —Buenas tardes jóvenes. — los alumnos corearon un "Buenas tardes" y Rafael se abrió paso dentro del aula.

—Buenas... Buenas. — respondió Guardado carraspeando un poco mientras se recargaba ligeramente en el escritorio. —Dígame en que puedo ayudarlo director Márquez.

—Sólo... Venía por Lainez Leyva y Álvarez Velázquez, sus padres ya esperan en dirección.

—Claro que sí, Lainez, Álvarez, les hablan. — llamó el prefecto de baja estatura y ambos adolescentes se miraron levemente entre el silencio que inundaba el aula.

Se pusieron de pie y básicamente a huevo caminaron junto a Rafael por los pasillos en dirección a su oficina.

Apenas se asomaron tantito por el marco de la puerta vieron a sus padre, los tres reunidos en espera de sus retoños.

En silencio ambos jóvenes tomaron asiento en las sillas frente al escritorio y sus padres se posaron tras ellos.

—Creo que tienen claro el motivo del por qué se les llamó a esta reunión, ¿Cierto? — preguntó Rafael a lo que los padres de Diego asintieron, sin embargo la madre de Edson levantó apenada el dedo índice. —Dígame señora Velázquez.

—Yo sinceramente aún no comprendo el motivo de esta llamada de atención para mi bebé Omar, creo que él lo único que hizo fue defenderse, y aún así considero que fue poco para lo que este niño le hizo. — dijo señalando a Diego con la mirada. —Se ve bien tranquilo pero hubiera visto cómo llegó Edson a la casa, quedó peor que cristo de Iztapalapa.

—Lo siento señora pero, creo que no estamos en la misma sintonía; esta llamada de atención fue por el pleito en el receso, en el cual Edson cayó en las provocaciones de Diego y después de una cachetada por parte de Lainez, Álvarez respondió con un puñetazo; afortunadamente se llegó a tiempo antes de que la situación escalara a más.

𝘈𝘮𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘋𝘶𝘦𝘭𝘦 ||𝘌𝘥𝘴𝘰𝘯 𝘈. 𝘹 𝘋𝘪𝘦𝘨𝘰 𝘓.||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora