Capítulo 38

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Al día siguiente ambas chicas llegaron felices tomadas de la mano y por más que quisiera pasar mas tiempo juntas debían cumplir con sus responsabilidades, Ale se fue directo a su oficina mientras Ana no sabía si ir a la oficina de su padre o ir primero a dejar sus cosas, como no sabía que tanto tardaría la charla con él prefirió ir a dejar sus cosas, lo que no esperaba fue que el mismo Manuel Melgar estaba ahí esperándola.

M: me puedes explicar que fue el asunto tan importante que te impidió reunirte ayer conmigo?, y no te atrevas a mentirme - la miró molesta

Ana: Buenos días, no te preocupes que no te mentiré, decidí tomarme el día para salir con Ale... Mi novia. - le sonrió y acomodo sus cosas en el sofá.

M: entiendes que no sólo soy tu padre también tu jefe... Porque podría despedirte por salirte en horarios laborales.

Ana: claro, pero resulta que me se el reglamento de pies a cabeza y se que mi acción no amerita un despido, a lo mucho una llamada de atención y que me descuentes el día.

M: se hará conforme al reglamento ya que los empleados deben de ver que no tienes privilegios por ser mi hija.

Ana: ahora ya que estas aquí dime que es lo que deseas hablar conmigo.

M: Creo que te he dado el tiempo suficiente para que tomarás una decisión... Siempre has deseado ser quien se encargue de dirigir esta fábrica es la promesa que le hiciste a tu mamá.

Ana: así es, y te he demostrado que lo digo en serio he dado más que cualquier persona aquí, he sacrificado muchas cosas por hacer crecer el negocio familiar, no sólo porque le hice una promesa a mamá también porque aprendí a amar esta fábrica tanto como tú y toda la familia.

M: lo sé y no tengo dudas de que eres la persona ideal para tomar mi puesto pero solo tengo una condición.

Ana: Haré lo que me pidas... Cualquier cosa con tal de cumplir mi promesa.

M: es algo sencillo quieres dirigir la fábrica, lo único que tienes que hacer es terminar la relación con tu hermanastra. - miró como su hija se quedó en shock pensando que responder.

Ana: sabes papá, es cierto que le hice una promesa a mamá y siempre cumplo mis promesas... Así que mi respuesta es.. - Manuel sonrió - No.

M: ¿Qué? - dijo sorprendido.

Ana: Así como escuchaste, no... No pienso dejar a Ale con tal de ser tu sucesora.

M: pero tu promesa.... - se levantó y la encaró. - tanto me peleaste cuando te dije que quería que Ale fuera la encargada de llevar las riendas de la fábrica y ahora sales con esto.

Ana: Sí, porque mi madre me dijo que sí dirigir la fábrica impedía mi felicidad entonces no lo hiciera porque antes que nada deseaba que fuera feliz y eso es lo que voy a hacer.

M: entonces hija no me dejas otra opción y tendré que tomar medidas drásticas para terminar con esto.

Ana: ¿Qué vas a hacer?, somos adultas y no puedes obligarnos a hacer algo que no queremos.

M: es cierto no puedo obligarte pero si puedo despedirte y además quiero que apartir de hoy te vayas de mi casa.

Ana: no puedes hacer eso... Se te olvida que la fábrica y la casa también eran de mi mamá. - le dijo molesta y confundida por la forma de actuar de su padre.

M: Claro que puedo, aunque si la fábrica y la casa eran también de tú mamá resulta que al morir ella no hizo un testamento y yo al ser su viudo me quedo con todo... Así que si no quieres quedarte sin nada solo tienes que terminar tu relación con Alejandra.

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