Capítulo cuatro

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— No me digas que te echarás para atrás

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No me digas que te echarás para atrás. dice mi mejor amiga tras el teléfono.

Aún no lo sé, lo estoy considerando. — le contesto un poco seria.

Ely, todos iremos. Por favor, no consideres no ir. — la voz de Vanessa sonaba como si estuviera haciendo un berrinche.

— No lo sé, Vane. — solté un suspiro.

Me levanté del sofá para ir directo a la cocina, tome un vaso y lo llene con jugo de uva. Tenía mucha pereza, tanto que dejé a la mitad el ensayo que nos encargaron, todavía faltaba algo para la fiesta y Vanessa ya estaba molestando.

Piensa que saldrás con tus mejores amigos y que te divertirás con ellos como no lo has hecho hace tiempo. estaba emocionada por ir a esa fiesta, eso está más que claro.

— Según yo, la Vanessa fiestera había quedado en el pasado. — digo riendo para después beber un poco de mi jugo. — Pero sabes que, me gusta más la Vane del presente.

Pero no hace daño salir a fiestas de vez en cuando. puedo apostar que estaba a punto de gritar. — ¿Y qué intentas decir con eso?

— Si como digas. Y no decía nada, no te preocupes. — le digo aguantándome la risa.

Como sea, tú irás con nosotros, quiero que estés a las ocho con treinta en mi casa, nos iremos todos en la camioneta de Oliver.

— ¿Y todos quiénes son? — pregunté dubitativa.

Tagg, Caitlin, Max, Oliver,yo y por supuesto ¡Tú! Y te juro por Dios que si no estás en mi casa a esa hora lista o te llevaré a rastras a esa fiesta. Esto se podría tomar como una amenaza.

— No te tengo miedo, ¿sabes? — digo desafiante.

No es para que tengas miedo, querida amiga. hizo una pausa y yo tomé de mi jugo que ya se estaba calentando. — Jo dijo que será una pequeña fiesta en la casa del tal Edgar ese. Solo iremos a bailar y pasarla bien un rato, también puede que nos tomemos unos tragos.

— Para las pequeñas fiestas de Josh. — le digo fastidiada. — No te preocupes, si iré a la fiesta si eso te deja tranquila y dejas de molestar, iré.

¡Te adoro! — grita del otro lado del celular. — Bueno, te dejo porque tengo algunas cosillas que hacer. Chao.

Colgué el teléfono, de tanto rato que estuve hablando me duele la oreja y un poco el tímpano por los gritos de Vanessa. Acabe de beber mi jugo, fui hacia mi habitación sin mirar a la mesa donde se encontraban mis libros, algunos apuntes y el ordenador, tal vez si más tarde me llega la inspiración podré avanzar un poco más el ensayo. Ahorita solo me dedicaré a sacar todo lo que hay en mi armario para ver que me pondré.

¿Novios Falsos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora