Solo tres palabras.
Lo. Odio. Tanto.
Y al final le pondría esa peculiar carita feliz que está hecha por más ni menos que por los dos puntos y un paréntesis. Sí, exactamente esa.
Hemos vuelto a lo de siempre. A decirnos cosas feas que salían de lo más profundo de nuestras almas — claro, si es que él tiene — y no olvidemos también las cosas injustas que le pueden hacer a una chica con su blusa, pantalón favorito o lo que sea que lleve puesto.
¡Y en tan solo dos días!
Y aquí me encuentro tratando de que se seque un poco más la mancha de jugo que cayó sobre mí blusa. Tengo suerte de que no sea mi favorita, aunque en realidad no se si tenga algo favorito, ¿pero a quien le gusta que le arruinen su ropa? Lo peor de todo, es que ni siquiera fue Alex quien me echó encima el jugo, sino una de sus... zorras, por decirlo así.
¿Alguna razón para hacerlo? ¡No la había! ¡No había ninguna razón para hacerlo!
— Pero me las va a pagar... — logre susurrar entre mis dientes.
Sentía que mi molestia llegaba más allá de los límites. Y no sé si es por el hecho de que la castaña llegara, dijera algo que en verdad no le presté atención y me echara el líquido encima o que el idiota se riera y no intento disimularlo.
Creo que ambas. Mi bello subconsciente pensó.
Intento calmarme con todas mis fuerzas, poner mi cabeza en blanco y no pensar más en lo sucedido, pero luego recuerdo que me veo algo ridícula queriendo secar mi blusa con el secador de manos y en verdad mi enojo crece.
Enfadada salgo del baño decidida a marcharme, no pensaba quedarme, aunque logré que mi blusa se secara tan solo un poco, por desgracia es de un tono claro y tiene una mancha como amarillenta gracias al jugo. Gracias a mi odio por Alex y tal vez a los Dioses hoy vine en mi coche. Camino a zancadas grandes hacia el estacionamiento, por lo que se me hizo que llegue muy rápido a donde me había estacionado en la mañana.
Apreté el botón del control de la alarma y los seguros del carro se destraban, entré, enciendo el motor y arranco directamente hacia el departamento.
— Maldito inmaduro. — grito cuando salgo del estacionamiento. — Ya está lo suficientemente grandecito para hacer este tipo de cosas.
***
Logre tranquilizarme un poco. En el camino puse la radio a todo volumen y se podría decir que grite como una histérica, tal vez por eso es que me siento un poco más tranquila. Nunca lo había hecho antes, creo que esta vez mi enojo fue muy grande.
Entro por la puerta principal del hotel, hoy no está tan concurrido y agradezco eso, a paso un poco apresurado me dirigí hacia el elevador. Pulsé el botón y las puertas se abrieron en cuestión de segundos.
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¿Novios Falsos?
Teen FictionEly Johnson es una chica universitaria que aún sigue viviendo con las mismas tradiciones familiares de hace años, y al recibir una llamada de su madre tendrá que hacer lo que desde hace un tiempo no realizaba... buscar a un chico en su inexistente l...