Capítulo diez

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08 de abril, 2013

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08 de abril, 2013.

El domingo por la tarde fue algo tranquilo, a lo que me refiero es que no hubo peleas entre Alex y yo, lo único que hubo fueron algunas miradas para nada agradables; después de todo Vanessa si vino y comió con nosotros, vimos películas hasta noche y también cenó aquí. Me parece tan increíble cómo es que se llevan estos dos, se podría decir que son los mejores amigos y primos a la vez, Alex es el protector de Vanessa y viceversa.

Me encontraba cambiándome para salir hacia la Universidad, al principio me desperté algo confundida por el lugar, exacto, es algo estúpido. Era un poco temprano por lo que podía desayunar algo, la verdad no quería ir con el estómago vacío. Me doy otro pequeño vistazo en el espejo y apruebo mi atuendo.

Salgo de la que ahora es mi nueva habitación y voy directo a la cocina. Abro por primera vez el frigorífico y noto que todo está en orden, no me lo esperaba. Tomo la leche y voy directo a las alacenas a buscar el pan.

Mi intención es tomar café con leche y tostadas así que pongo a tostar el pan y la cafetera a trabajar. En unos instantes ya me encontraba desayunando, Alex hace su aparición y me ve con algo de incredulidad.

— Creí que era un sueño. — frota sus manos en toda su cara. — Pero es cierto que has invadido mi hogar.

— Yo también creí que era un sueño. Pero choque con la cruda realidad, vivo en el mismo lugar con una persona que no es tan agradable para mí.

Camina hacia la alacena y toma una taza, vierte café y un poco de leche, rodea la barra y se pone frente a mi.

— Es algo feo saber, que lo primero que veré es a ti en cualquiera lugar de este departamento por las mañanas. Simplemente será algo horrible.

— Si soy algo feo de ver, ¿qué serías tú?

— Yo soy algo que todas las chicas quieren. — bebe un poco de su café. — Compermiso.

Agarra una de las tostadas que deje en un plato, le da un mordisco y me guiña un ojo. Pongo mis ojos en blanco y no sé si es por el hecho del guiño o por lo que dijo anteriormente. Quizá por ambas.

— No nos iremos juntos, ¿verdad? — vuelve a hablar y bebe de su café.

— No pienso irme a la universidad contigo. Tengo mi propio auto.

— Menos mal.

Voy hacia el lavavajillas para enjuagar la taza y el plato que ensucie, él imita mis movimientos. Agarro mis pertenencias y salgo del departamento para ir hacia el estacionamiento.

Entro en el elevador y esperó hasta llegar al primer piso, cuando salgo veo al botones del otro día, Richard, quien está a algunos pasos más allá de la puerta que da al estacionamiento, me regala una sonrisa y yo cordialmente se la regreso.

¿Novios Falsos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora