Capítulo dos

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18 de marzo, 2013

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18 de marzo, 2013.

El fin de semana había terminado rápido, ya era lunes y tenía que ir a la universidad. Eran las 6:30 y mi ruidoso despertador ya estaba sonando, haciendo que me despidiera de mi adorada cama. Fui directamente al baño, me miré en el pequeño espejo que estaba en la pared donde se encontraba el lavado, mi cabello castaño oscuro estaba todo enredado y mi cara... bueno sin comentarios. Me eche un poco de agua en el rostro para no sentirme tan adormilada, después de eso me cepille mis dientes y abrí la regadera para que el agua empezara a salir.

Me había olvidado mi toalla así que fui corriendo a mi habitación por ella, no quería que se tirara tanta agua. Colgué la toalla en el toallero para poderme desvestir y meterme a la regadera, estando ya abajo del agua algo fría empecé a enjabonar mi cuerpo para después pasar al desastre de cabello que tengo, mientras lo tallaba y desenredaba con mis dedos, comencé a tararear alguna canción que no recordaba pero a mi parecer la había escuchado en el bar de Mad.

Ya había salido del baño y aún seguía tarareando la canción pegajosa. Me acerque a mi armario, saque unos leggins, una blusa blanca de tirantes gruesos algo floja y opte por ponerme unas converse blancas. Me sequé mi cabello, lo desenredé para dejarlo suelto y mis semi-rizos cayeran entre mi espalda y hombros. Hoy no quería ir tan cargada de maquillaje así que solo me puse un poco de rímel, retoque mis labios con un brillo transparente. Eché una mirada más al espejo que tenía en mi cuarto para bajar hacia la cocina, tome una manzana, la lave para luego darle un mordisco. Eran las 7:15 así que decidí marcharme.

—Cómo te odio lunes. — dije a mi misma mientras cerraba la puerta de mi casa. — Espero que sea una buena semana...

Me dispuse a caminar hacia mi auto mientras que le quitaba el seguro para poderlo abrir y subir del lado del conductor. Ya adentro me puse el cinturón, prendí la radio para que el ambiente en el que iba sumergida no fuera tan aburrido, por suerte en la estación de radio en la que estaban pasaban canciones buenas y movidas, y no lentas y aburridas. Las calles estaban algo transitadas, no era novedad siendo un fastidioso lunes por la mañana. Le subí el volumen al radio, empecé a cantar a coro con Pittbul y Marc Anthony, la verdad es que no quería estar de un humor de perros.

***

Cuando llegue a la universidad, estacione mi carro para salir de el, aplastando un botón del control se cerraron las puertas. Caminé hacia la entrada de mi prestigiosa escuela y fue ahí donde me topé con mis amigos. Y un torpe.

—Hola, Ely. — escuche que dijeron todos a excepción de uno.

— ¿Qué tal chicos? — sonreí.

— Todo bien, todo fantástico. — contestó Josh con sarcasmo y ¿perezosamente? Si creo que sí. — Yo solo quiero dormir.

—Qué raro, ¿Qué te ha pasado Josh, de cuando acá vienes a la escuela sin ganas de coquetear con las chicas?

Max se iba acercando mientras sonreía, al llegar con nosotros pasó un brazo por los hombros de su novia y le dio un corto beso. Josh solo se limitó a resoplar.

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