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Narrador Omnisciente

Los miembros de la banda ya se encontraban preparandose para el concierto, tanto nerviosos como emocionados. Gustav baqueteaba las sillas, Bill calentaba su voz, Georg limpiaba una y otra vez su bajo y Tom caminaba de un lado a otro aún más nervioso que el resto ya que quería impresionar a toda costa. Mientras eso sucedía en el camerino, Khrista estaba en el backstage arreglando el sonido junto al sonidista ya que sabía todos los ajustes que a los chicos les parecían perfectos y los hacían sonar de la manera que les gustaba; Bajó un poco el distortion de la guitarra de Tom, subió el volumen del bajo y de la batería y eliminó por completo -en medio de una discusión- el Autotune que el trabajador le había dado al micrófono de su amigo.
Todo tenía que salir perfecto y ella se encargaría de eso, dentro de todo los conocía como la palma de su mano. Además estarían tocando su álbum favorito: Schrei.

Una vez todo preparado la chica fue en búsqueda de la banda, comenzó a caminar entre las piedras blancas del suelo de la parte de atrás del escenario hasta escuchar el sonido de unos tacones repicar en ellas. Levantó la vista y vió a una muchacha pelinegra algo alterada.

— ¿Necesitas algo? —dijo Khris entrando en estado de alerta.

— Estoy buscando a Bill, ¿Lo has visto?

— ¿De parte de? —la rubia se cruzó de brazos.

— Eso no te importa, llévame con él.

— Ahora estoy muy ocupada y los chicos tienen que salir. Deberías ir a tu asiento.

Respondió y dejó a la morocha sin palabra al irse hacia el camerino. Tocó varias veces hasta que la puerta fue abierta por Georg, ella le sonrió.

— Ya es hora chiqui.

El castaño sonrió de vuelta y llamó al resto, todos se agruparon agarrando sus instrumentos y partieron hacia el backstage. El camino fue interrumpido por la misma chica de antes, Khrista estaba que estallaba. Vió como se acercaba a el pelinegro que buscaba y se le colgaba al cuello. Algo "celosa" se interpuso entre ellos poniendose frente a Bill, sonrió a la morocha y respetuosamente pidió que se fuera.

Tan solo era una fan que había encontrado la manera de entrar a el patio del estadio.

— Realmente podría irme con ella. —Tom con una sonrisa observó como la chica era arrastrada a la salida por la rubia.

Cuando volvió los empujó a todos hacia el backstage y fue a meterse detrás del escenario donde podría verlos perfectamente.

(monsoon)

La guitarra y la batería comenzaron a sonar, el vértigo de la emoción se hizo presente, de pronto la voz de Bill robó la atención de sus oídos, algo tan melifluo.
Sonrió al ver las plataformas elevarse con ellos ahí, sus ojos se iluminaron al ver a su hermano con la batería, se sentía tan orgullosa de él en ese momento y jamás dejaría de estarlo.

Running through the monsoon
beyond the world
to the end of time
where the rain won't hurt

Khrista cantaba, después de todo era fan de la banda.

Fighting the storm
into the blue
and when I lose myself, I'll
think of you

El corazón de la chica palpitaba con fuerza, los ojos del cantante habían atrapado los suyos y su dedo la apuntaba a ella.

Together we'll be running
somewhere new
Through the Monsoon
just me and you

No saba más, su sonrisa se hizo presente y dejó a la vista sus perlas blancas, ella quería bajar de ahí para darle un beso, pero no podía, eso la mataba. Siguió escuchando la canción de otra manera sabiendo que su amor de la infancia se la había dedicado.
Pero pronto se le borró la sonrisa al ver que el gemelo guitarrista hacía el mismo gesto que Bill, de todas formas sonrió, pero ese gesto la dejaría pensando durante días.
No quería lastimar a ninguno de los dos, porque si lo hacía también se lastimaba ella, estaba enamorada de los dos desde hace años.

El transcurso del concierto fue magnífico, la rubia no dejaba de mirar a los chicos, en especial a su hermano que estaba contento de que su bajo se escuchara más fuerte.
De pronto Tom hizo un gesto que la dejó helada.

Tom's POV

Mi guitarra sonaba de lo mejor, como jamás había sonado, estaba disfrutando tocar.
Así como tocaba de igual forma escuchaba los comentarios de la multitud, que eran bastantes y no por alardear.

— ¡La guitarra de Tom es como Khrista! —oí gritar a un fan.

Pues claro, mi guitarra tenía las más hermosas curvas que una podría tener, me saqué la correa y simulé embestir a mi isnstrumento haciendo alusión al comentario, reí y volví a cargarmela para seguir tocando.

Aunque esperaba que campanita no lo hubiese visto.

El concierto terminó, los cuatro estabamos empapados en sudor y con algunos papelitos pegados en la piel, pero más felices y animados que nunca. Me pregunté una y otra vez cómo el sonidista sabía mis ajustes de guitarra.
Bajé del escenario y corrí hacia el camerino para dejar mi instrumento y correr hacia Khrista, quien estaba parada a metros de mí con una sonrisa. La tomé en brazos y le dí un casto beso en la boca, se nos notaba felices.

— No puedo creerlo, soné increíble, ese sonidista hizo un buen trabajo.

— Tal vez no fue el sonidista... —dijo. La miré confundido. — Fuí yo, sé todos los ajustes que les gustan. Sería buena en ese trabajo.

— Realmente.

La bajé y solté mi agarre, por primera vez estaba nervioso frente a una chica, no sabía por qué pero sentí un calor recorrer todo mi cuerpo.
Ella acarició mi hombro y pasó por detrás de mí para ir hacia... Mi hermano. Lo abrazó con mucha fuerza, él tomó su cintura y mis manos se hicieron un puño; a tal punto que mis nudillos estaban blancos.
Vi sus ojos encontrarse con los míos, se separó de ella aún mirándome, no quería crear una rivalidad con mi gemelo pero sabía que él estaba enamorado de ella y no iba a permitir que se quedara con Khrista, no sin antes volver a probarla.

Sonreí sarcásticamente mientras sacaba un paquete de cigarrillos y un encendedor. Me llevé uno a la boca y lo prendí mientras me alejaba de ellos en dirección a la salida.
A los minutos oí ese repicar de pasos en las piedras viniendo hacia mí, era ella, me miró y me quitó el cigarro de la boca para tirarlo al suelo y apagarlo.

— No deberías fumar. —dijo con una sonrisa. — Estuviste genial hoy, Tomy.

— Lo sé, soy yo, tinkerbell.

Ella me sonrió y volvió a unirme a ella en un abrazo. Me sentí completo.
Ya no podía ser el Tom de siempre.

s t a r b o y s ;  bill & tom kaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora