9|Imposible, Di.

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Diana.

La comida es espantosa y no me refiero en absoluto a la comida en sí, estoy hablando del ambiente cargado de tensión y miradas llenas de emociones distintas. Yo ya no se qué pensar.
Nos pasamos los primeros minutos en completo silencio y es hasta que nos traen los platillos que Emma lo rompe con un «Uh, qué deliciosa está» y yo confirmo con un asentimiento infantil, ella se ríe, yo me río y parecemos las únicas en la mesa. Ya me decidí, Tom puede irse al carajo, me voy a quedar con Em.

Tom asesina su carne con el cuchillo y Bill apenas si pone atención en sus verduras, claro está que no ponen de su parte para iniciar una conversación. La verdadera charla empieza cuando Emma me pregunta qué estoy estudiando.

—Medicina —suelto rápidamente, estoy tan acostumbrada a decirlo que sale monótono y robotizado.

Después de decir mi carrera la gente dice «Woa, tendremos una médico en nuestras filas», «¿Y nos vas a dar la consulta gratis?», «Uy, que pesado. Yo jamás elegiría medicina».
Pero estoy asombrada, emocionada, entusiasmada y todo lo que termine en "ada" cuando Emma quiere saber más.

—¿Y qué es lo que más te gusta de la Medicina? —me pregunta, enrolla su pasta en el tenedor y come. Hasta para comer es elegante esta mujer.

—Me encanta todo lo que tiene que ver con nuestra anatomía. Somos sistemas tan complejos y siempre hay algo nuevo que aprender, me fascina ver cómo todo está conectado dentro de nosotros y como el cerebro es el encargado de llevar todo en nuestro interior —suspiro—. Me encantaría hacer una especialidad en Neurología y conocer como funciona el cerebro humano. ¿No te parece increíble que un lugar tan pequeño se gestionen millones de procesos? A mí sí. Aunque ser psiquiatra no suena mal, eh —me río sola—, podría conocer el cerebro por dentro y el cerebro superficialmente. Las emociones, enfermedades mentales, trastornos. Eso me gusta.

Cuando miro a Emma tiene el tenedor entre sus labios, pero no mastica. Bill se tapa la boca con la mano para no reír y Tom sonríe en grande.

—Pero bueno, tampoco es que sea para tanto —hago un vago gesto con mi mano para restarle importancia.

—Siempre he pensando que Di tiene un cerebro impresionante, es la persona más inteligente que conozco —comenta Tom y le toma a su bebida, me guiña un ojo.

—Ya entiendo porqué el manager de estos dos vio algo especial en ti —de todas las chicas con las que ha estado Tom, Emma es distinta. Es mayor, de eso no tengo ninguna duda y también es rubia, pero al compararla con las demás ella es linda. Y si yo pudiera escoger a la chica con la que Tom debería de estar –sin contarme a mí– definitivamente sería ella.

Pasamos la comida platicando sobre la música de los chicos, el trabajo de Emma y mi universidad. De vez en cuando Tom se acerca para susurrarle a Emma en el oído y me obligo a sentirme feliz por ella. Que Em cumpla el sueño de las dos.
Bill me da la mano bajo la mesa esta vez, sabe que es difícil ver las interacciones empalagosas y romanticonas de esos dos, su pulgar masajea mi mano y me sonríe de vez en cuando sin que Tom o Emma lo noten. Esta vez no lo está haciendo con una finalidad, es solo Bill siendo la increíble persona que siempre es.

Al salir del restaurante, Tom y Bill deciden que su conexión mística de gemelos les está obligando a ir al sanitario al mismo tiempo, así que Emma y yo nos adelantamos a la salida mientras seguimos hablando de ropa y zapatos.

—Fue un verdadero gusto conocerte, Dian —reconoce, coloca su mano sobre mi brazo y le da un reconfortante apretón—. Vas a triunfar en la Medicina, eres muy sabia.

Le sonrío agradecida —Te lo agradezco, espero que nos podamos ver otro día. Si es que Tom no te acapara toda para él, a veces puede ser muy tacaño.

Al diablo las rubias. 「𝐭𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora