39|Por favor.

20K 1.4K 2.2K
                                    

Diana.

Estoy terminando de vestirme cuando me llega una notificación de un nuevo mensaje al teléfono, abro el mensaje y es Ben.

Jefazo:)
Adivina quién va a recibir su paga del mes.

Diana M.
YO, POR FAVOR
QUE SEA YO
🙋🏻‍♀️🙋🏻‍♀️🙋🏻‍♀️🙋🏻‍♀️

Jefazo:)
Jajajajaja sí, eres tú.
¿Puedes venir al estudio por ella?
¿O prefieres que Tom te la lleve? 😏

Diana M.
Yo soy muy profesional, jefe.
De todos modos tengo que ir porque Georg me debe unas alitas y lo voy a hacer que pague.

Jefazo:)
Pobre.

Diana M.
🔪🔪🔪

Jefazo:)
Te veo en mi oficina. 🙋🏻‍♂️

Y que bueno que me llegó dinerito, me estaba ahogando en la pobreza, pero no le digan a Tom que dije eso porque me va a reclamar con eso de que siempre me compra todo y no sé que. Antes de irme me preparo un cóctel de frutas con mango, manzana y plátano y me pongo a llorar cuando se ensucia mi blusa blanca, me tardo unos quince minutos tratando de elegir una nueva blusa y cuando ya estoy desesperada agarro la primera que veo y a la mierda todo.

Voy toda enojada en el autobús, pero bueno, qué se le puede hacer. Cuando llego al edificio veo el auto rojo de Bill en el estacionamiento, si Georg no me lleva a comer alitas hoy voy a pedirle el auto a Bill y lo arrollo. Ya dije.
Entro al estudio y saludo a Corinne que me sonríe muy coqueta, sí, yo dije que probablemente alguien ya les había contado a todas las demás que Tom y yo estamos juntos. Busco en las salas para ver si me encuentro con alguno de los chicos o con Tommy. Pero no hay nadie en el piso de abajo, probablemente están ensayando hasta el culo del diablo y no quiero perder fuerzas subiendo hasta allá.

Voy directamente a la oficina de Ben y entro, nos llevamos muy bien así que no pasa nada si lo espero sentadita en la silla frente a su escritorio. Me siento y empiezo a revisar los mensajes que tengo de Pau, que claramente no para de joder con lo de su teléfono nuevo. ¿Y si le compro uno? Digo, ya que voy a recibir mi paga podría enviarle a mamá un poco para México y que le puedan comprar el celular a Paula. No lo hago para que deje de enviar mensajes, porque ya sé que en cuento tenga un teléfono en sus manos va a invadirme de fotos y vídeos y «Mira, Dian. Una roca con forma de pez».

Escucho que la puerta se abre y dejo el teléfono en mis piernas, giro mi cabeza para observar a Ben entrar, pero me llevo una sorpresa cuando no hay ningún joven castaño, en realidad, es un hombre pelinegro, delgado y alto. Con pantalones negros apretados, camiseta verde militar y una chaqueta de cuero negra. Su aura imponente se lleva todo el aire alrededor.
Me levanto de inmediato de la silla y lo saludo con un asentimiento de cabeza respetuoso. La única vez que vi a David Jost fue en la audición que hice hace dos años, han pasado dos años desde que lo vi en persona y parece que no ha cambiado nada.

—Hola, señor —saludo. No parece más grande que Ben, mucho menos más joven, pero desde siempre he tenido un infinito respeto por este hombre.

—Buen día, Diana —su voz profunda me causa escalofríos, pero no de los buenos, de esos que te gritan «sal corriendo».

—Yo estaba esperando a Ben, él me pidió que viniera —explico tan rápido como puedo y ya estoy empezando a tronar mis dedos por los nervios. David camina lentamente y repasa con su mirada toda la oficina, llega frente a la silla de Ben y se sienta sin dudar—. Pero será mejor que lo espere afuera, para darle su espacio.

Al diablo las rubias. 「𝐭𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora