23 | Citando a Vincent van Gogh y charla nocturna

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23 | Citando a Vincent van Gogh y charla nocturna.

Todo marchaba bien, algunas veces los amables amigos de Henry me intentaron incluir a la conversación y otras veces me encontraba riendo por alguna cosa que decía la chica, sin embargo, todo cambió cuando empezó a sonar una canción que a todos energizó, por ende, no tardaron en bailar, cantar y saltar mientras se dejaban llevar por la música, lo que conllevó a verme rodeada entre la multitud de jóvenes y perder de vista a los pocos rostros conocidos con los que me encontraba.

No sé en qué lugar del club me encuentro parada y tampoco sé a dónde dirigirme. ¡Mierda!

Creo que me puede doler el cuello de tanto que lo muevo por si logro ver a Ryan o Henry.

—¿Todo bien, nena? ¿Quieres bailar?

Ruedo los ojos.

—No, no quiero bailar.—respondo tajante, y le planto las manos en el pecho cuando intenta acercarse—. No estoy de humor para tus malditos jueguitos, así que aléjate.

—Oh, como me enciende oír a una mujer hablar con autoridad.

Alejo mis manos de su pecho cuando cierra los ojos con una sonrisita para nada inocente.

No espero a que abra los ojos, así que avanzo entre la multitud de personas que se quejan cuando aplico un poco de fuerza al alejarlos, puesto que están muy ocupados bailando como para darle paso a los demás. Visualizo la barra que se encuentra más despejada y voy hasta ella.

—Joder, joder, joder. Piensa, Ellie.—me animo cuando los nervios empiezan a intensificarse.

Bajo la mirada y hago una mueca. Ya quiero quitarme estos tacones, si bien no son excesivamente altos, desde hace un rato mis pies exigen que descarte mi calzado.

Muerdo mi labio inferior, pensativa. Ryan dijo que...¡El baño!

Como si me estuviera persiguiendo un asesino en serie, salgo disparada hacia un corredor en el que se visualiza un cartel con el símbolo de los baños. Rezo para que Ryan aún se encuentre ahí y no estemos como locos buscándonos el uno al otro.

Agradezco internamente cuando la música va disminuyendo en cuanto avanzo por el corredor y me detengo un momento sólo para llenar de aire mis pulmones. Quiero irme, joder.

Retomo el camino y sin pensarlo mucho, poso una mano en la puerta que se encuentra ligeramente entreabierta, pero me detengo cuando escucho una voz femenina.

—...niña y es mi reemplazo.

Al principio, no logro reconocer la voz y doy un paso atrás con la intención de darle privacidad a la conversación que se lleva a cabo en el baño de hombres, pero una nueva voz se hace escuchar y descarto la idea de irme cuando escucho:

—Ellie no es una niña y tampoco es tu reemplazo.

Si, empiezo a reconocer esa voz. Es la del chico que intenté buscar y por el que casi me quedo sin cuello. ¡Parecía un puto ventilador!

Poso mi mano en la puerta y la empujo sólo un poco sin hacer un mínimo ruido, de esa manera puedo ver la espalda de Ryan y una chica alta y rubia frente a él que, por suerte, aún no ha reparado en mi presencia.

Volveré a verteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora