livor mortis

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Quedé mirando las estrellas agotadas, agonizando
En las páginas del cuento que protagonizaba ella
Miradas tiernas, acciones inhóspitas, esperando mi sentencia.
Sabiendo que es el verbo en el auge de la moraleja
Desde donde la veo encandilada, silenciosa sin una queja,
Me llama hacia la fantasiosa morada donde me tiene sin darse cuenta.

Cruzamos sueños, cruzamos palabras,
inspiración
Dentro de la canción que nos subleva el bien acaparado
Desde cualquier lado que yo la quiera, me tiene.
Nunca seré reacio a su grito, ni a su susurro, ni a su respiración.
Es un poema de encanto en la norma de la fábula
Donde estoy amando con superstición, incrédulo.

En los créditos de la materia que nos desmembra de a poco
Quedo un poco más que loco en su locura,
y en su ternura tosco.
Si me desboco con mesura hacia la belleza interna
Será linterna hacia mis oscuras luciernagas en los túneles deshabitados.
Compañía en la penumbra de un solo solitario
La seguiré aun con la cuenca de los ojos.
La seguiré aun cuando mi cadáver de ella esté sangrando.

Antología de un sueño perpetuo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora