Canto arruyador

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Porque ya desperté
Porque ya mis pestañas son apertura para el nacimiento de la aurora
Ya no hay sed.
Mis rodillas decoran el altar de la muerte
Jugando a la deriva con la madre de la suerte.
Porque ya quiero quererte
Por las mariposas perdidas en los campos silentes
Por el dios que cuida el momento presente
Porque ya está en mi palma la lejanía
Y la luz del día en mis ojos al verte.
Por sentir la fantasía al juntar nuestras pieles
Porque juntos hoy iluminamos la tarde de siempre.
Porque arranco las palabras de un sol sonriente
Y seré medio para otra alma que habite el mismo vientre
Por amor.
Porque la existencia no tiene asuntos pendientes
Porque estoy donde no hace frió ni calor
Colgando de la rama de un árbol viviente
Tentando a la furia de la más sabía serpiente
Que en mi mirada escucha la suavidad de su voz.
Tiembla el infinito con el canto arruyador.

Antología de un sueño perpetuo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora