Conociéndote

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Capítulo 4:

Conociéndote.

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Astrid percibió la sinceridad de las palabras del hijo mayor de sus anfitriones, y en su mirar detectó que no había nada malintencionado en su invitación, no le pareció que fuera del tipo de personas que se burlara de la tragedia de los demás, ni tampoco la miraba con lástima.

—¿Qué dices? ¿Quieres ir a cabalgar un poco por ahí? —volvió a invitar Hiccup amablemente.

—No sé cómo hacerlo. —respondió Astrid sin dejar de acariciar al caballo. —Y no quiero hacer el ridículo. —admitió avergonzada.

—No te preocupes por eso, yo te puedo enseñar.

Sin esperar una respuesta, Hiccup se montó en el caballo, ofreciéndole posteriormente su mano para que subiera junto con él. Astrid, se apenó con tal atrevimiento, realmente no quería hacerlo, más que nada porque no quería ir detrás y sosteniéndose de él. Es decir, apenas lo acababa de conocer como para tener ese tipo de confianza; sin embargo, al escuchar el relinchar de otros caballos, se percató, al girarse, que los demás que habían estado en el hípico se acercaban a ellos, y lo que menos quería era que volvieran a saturarla de preguntas extrañas.

—Está bien, sí voy... andando. —se apresuró a tomar la mano del hijo de Valka y este la ayudó a que subiera a la parte trasera.

—Con cuidado, sostente... —guio él, una vez que se colocó en posición.

— ¿Qué? ¿Ya estás acaparando Hiccup?

Para desgracia de Astrid, los demás los alcanzaron, y ese tipo Eret, si bien recordaba como Heather lo había llamado, lucía un poco molesto, ni que decir de su comentario fuera de lugar. Los demás sólo observaron aquella escena con interés, en especial Toothless, que esbozó una sonrisita burlona, y Heather (que iba detrás del menor de los Haddock) tampoco parecía entender el porqué de la molestia de su hermano

—No sé de qué hablas, Eret —respondió Hiccup con serenidad.

—Sí, claro... hazte el inocente. —siguió respondiendo el capataz con sarcasmo.

Toothless, por su parte, se volvió a reír.

—Vaya, Astrid... qué popular eres...

La aludida enarcó una ceja molesta, no le agradaban esa clase de insinuaciones.

—No sé qué están pensando, pero la señorita y yo vamos a hablar de un asunto, le ofrecí un trabajo y si no les importa, iremos a hablar sobre ello, en privado. —aclaró Hiccup para que no hubiera malentendidos. — Furia nocturna, andando...

Con unos sutiles sonidos, así como un suave toque, Hiccup ordenó a su caballo caminar, cuando el animal se movió, Astrid se agarró un poco de la camisa de él para evitar caer, pese a que no iban muy rápido, tampoco se sentía del todo segura.

Mientras que los demás, pese a lo que había dicho Hiccup, comenzaron a seguirlos sigilosamente, curiosos de lo que haría ese par.

El jinete del furia nocturna por supuesto lo notó, así que se aferró de las riendas y con un susurro le dijo algo a su compañera:

— Sostente fuerte...

Astrid, no escuchó bien lo que le dijo, cuando en eso Hiccup, con un grito, agitó las riendas, ordenándole al caballo ir más rápido.

— ¡Furia, andando, corre!

La chica apenas alcanzó a aferrarse a la cintura del jinete, y por un momento pensó que caería ya que ese caballo realmente iba a un paso veloz. Agitada, y por supuesto asustada, vio que los demás comenzaron una persecución tratando de seguirles el paso, pero el caballo furia nocturna pronto les tomó una gran ventaja, y mientras él seguía como si nada, pronto los caballos de los demás jinetes comenzaron a cansarse y quedarse más atrás, a excepción del caballo que tenía Eret, que pareció aferrarse a su idea de alcanzarlos a como diera lugar.

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