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Ganando, perdiendo

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Capítulo 11

Ganando, perdiendo

Los días iban pasando, Marzo había comenzado y Hiccup seguía su rutina junto con Kayla, a la cual notaba realmente cambiada. En cuanto a actitud, la chica a la que su hermano apodaba arpía ya no se quejaba tanto, no hacía berrinches y realmente le parecía muy madura; sin embargo, aun con todos esos cambios, no consideraba que esto fuera suficiente para continuar la relación, seguía sintiendo que ya nada era como antes, pero aún así no dijo nada, como había acordado, dejaría que pasara el tiempo establecido para aclarar lo que realmente sentía por ella.

Kayla iba casi todos los días a visitarlo, su trabajo como modelo no demandaba que tuviera que estar mucho tiempo en alguna agencia, y parecía realmente contenta con ese empleo, pues hasta presumía que a finales de mes participaría en una pasarela donde modelaría las prendas de un diseñador muy famoso.

Hiccup consideró que por eso su novia ahora se podía dar ciertos lujos tal como aquel auto o la ropa exclusiva que vestía. Se alegró en ese aspecto por ella; sin embargo, dejando de lado el tema laboral, cuando Kayla no estaba, él pasaba la mayor parte de su día trabajando junto con Fishlegs, solamente con él, pues desde que Astrid se recuperó de su enfermedad al igual que los demás había optado por mantener la distancia, según ella para no interrumpirlo cuando estuviera con Kayla.

Eso no le gustó para nada al veterinario, en el sentido de que le dio la sensación de que parecía que ya no tenía permitido tener amigas sólo porque tenía novia. Le parecía absurdo y también solitario ya que no podía estar cerca de Astrid como antes, no podía verla editando sus fotos en donde fuera que estuvieran trabajando, e incluso asistiéndole aunque no fuera una médico veterinario, pero pronto llegaría el momento en que eso se terminaría,  ya que en unos día saldrían de expedición a los llanos y por supuesto aprovecharía para hablar con ella tanto como se pudiera, aunque claro, no estarían solos Fishlegs también los acompañaría pues él lo asistiría en su investigación.

—¿Y si le digo que mejor se quede? —musitó Hiccup pensando en voz alta.

—¡Oye, Hiccup!

El veterinario dio un sobresalto, despertando de sus pensamientos, viendo que quien le había hablado era Eret que se acercaba lentamente a él.

—¿Qué pasa?

—Tu padre quiere vernos. —informó este, señalando hacía donde estaba el castillo.

—¿Mmm? ¿a los dos? ¿qué es lo que querrá?...

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Minutos después, tanto Eret como Hiccup se encontraban en la oficina de Stoick quien revisando unos papeles sólo les pidió que se sentaran en lo que él terminaba. Una vez que dio por finalizada la revisión de lo que hacía, dejó los papeles de lado y miró fijamente a los presentes.

— ¿Pasó algo malo? —preguntó Hiccup, sintiéndose inquieto con aquella mirada. 

Stoick asintió con seriedad.

—Sé que te estás preparando para ir a los llanos la próxima semana, ¿No es así, hijo?

—Así es.

—Bien... como sabrás Hiccup, bueno... porque es a ti a quién le pasó...—carraspeó. —Quiero notificarte que esta vez, no vas a ir solo a los llanos, Eret ira contigo para estarte vigilando.

— ¡¿Qué?! —Se levantó Hiccup indignado —¿Vigilarme, papá?... ¡¿Cuántos años crees que tengo?! ¡No necesito una niñera!

—Siéntate. —ordenó Stoick, haciendo una ademán con la mano.