La verdad

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Nuevo capítulo editado.

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Capítulo 15.

La verdad.

— ¡Maldito Tannlos! —bramaba Kayla con coraje, yendo frente al volante. —Hiccup no le va a creer, no le va a creer, no le creerá nada, menos de que... con Dagur.

Ansiosa, golpeó el volante al recordar a su amante el cual la había dejado irse sola, puesto que el hombre tuvo que ir por su padre al cual de seguro ya había sacado en contra de su voluntad de la fiesta.

— "Que idiota". —masculló, tratando de tranquilizarse y no perder el control del volante.

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Luego de un largo recorrido, la llamada arpía finalmente se vio en su departamento, sin embargo, el calor de su hogar no terminó con la ansiedad que sentía, al contrario, aumentó a tal grado que comenzó a dar vueltas por toda su habitación, imaginándose las posibles situaciones que podrían pasar a partir de ahora; sin embargo, no podía darse el lujo de perder el tiempo y el sueño puesto que al día siguiente tenía que estar fresca para la pasarela, así que para olvidar momentáneamente su gran problema, se tomó unos tranquilizantes que la hicieron caer rendida en su cama.

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Al día siguiente, la realidad despertó a Kayla que, levantándose de golpe debido a un mal sueño con su novio y la pasarela, la hicieron recordar los eventos del día anterior.

—¿Y si ya lo sabe? —era la pregunta que más la acongojaba.

Temerosa tomó su teléfono, creyendo que si tenía llamadas perdidas o mensajes de Hiccup era porque probablemente ya estaba enterado de todo; sin embargo, para su sorpresa, no tenía ni un solo mensaje o llamada perdida.

La molestia, pero también esperanza se renovó en ella, puesto que eso podría significar dos cosas: Hiccup no sabía nada aún, o Tannlos no había abierto la boca.

La duda la carcomía, pero sólo había una manera de saber la verdad, así que sin más marcó el número de Hiccup.

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Hacienda Haddock.

Un agotado Hiccup, dormía incómodamente boca abajo con la ropa de gala aun puesta, cuando en eso el molesto timbre de su teléfono le interrumpió el sueño.

—Hmm... ¿quién será? Hoy no trabajo...

Adormilado, comenzó a removerse en la cama en busca del aparato, dándose media vuelta sobre esta antes de sentir dolorosamente como algo muy rígido se le había clavado en la espalda.

—pero que mierda...

Se levantó atontado, viendo confundido que se trataba de una cámara.

—¿Qué hace esto aquí?

Sin embargo, no se dio el tiempo de indagar demasiado puesto que el teléfono seguía sonando con una maldita insistencia que pensaba que tal vez alguien se estaba muriendo del otro lado, o al menos ese fue el pensamiento del veterinario, que vio con cierto fastidio que sólo se trataba de Kayla, la mujer que se supone ya debería ser su ex, y la cual, debido a las circunstancias, lo mejor era cortarla de una vez por todas.

—Hola Kayla. —contestó.

—¡Hiccup...que bueno que me contestas!

— ¿Quién más contestaría? —preguntó este confundido, percibiendo cierto alivio.

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