SOLO OTRO DÍA

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Cuando Itachi comenzó a estudiar literatura comprendió que las palabras eran más poderosas de lo que creía, incluso al grado de que ningún artista famoso era capaz de equiparar por completo la potencia de su significado; No obstante, a pesar de haber creído que un verso era capaz de generar en diferentes personas un sin fin de emociones, jamás creyó que una sola palabra fuese suficiente para arruinar todo lo que alguna vez construyó con tanto esfuerzo.

Su cabeza se alzó de inmediato al ver llegar a Deidara con los documentos en la mano, y aunque su corazón ya había estado latiendo lo suficientemente fuerte antes de su llegada, ver la expresión en su rostro solo sirvió para hacerlo retumbar con más potencia.

Es entonces cuando, alzando un papel en específico, su pareja pronunció aquella catastrófica palabra.

– Positivo

«A veces pienso que nuestro error no fue equivocarnos, sino creer que estábamos listo para lidiar con ello»

– ¿Tú que sugieres?

Sacando con cierta violencia una cerveza del fondo de la nevera, Deidara miró a Itachi con una expresión de fastidio que casi rayaba en la desesperación.

– No tengo ni puta idea

Antes de poder seguir centrandose en el tema principal, el Uchiha observó a su pareja dar un trago demasiado largo y frunció el ceño por inercia.

– No deberías beber...

– Si bueno – Inspiró hondo, sentandose en el suelo frente de él sin soltar la botella – Tampoco debería estar esperando un maldito mocoso cuando se supone que nos estamos cuidando

Un suspiro de lo más pesado abandonó los labios del Uchiha, ni el mismo se lo podía terminar de creer.

Una de las primeras pautas que establecieron al momento de irse a vivir juntos fue utilizar más de un método anticonceptivo, con eso evitaban accidentes, gastar dinero y el estar preocupándose por otras cosas que no fuesen el trabajo o la universidad.

Evidentemente no lo hicieron muy bien.

– No entiendo que pudo fallar –dijo honestamente, a lo que Deidara tomó otro poco de cerveza, sabiendo que la situación ameritaba algún tipo de colirio si no quería enloquecer.

– A ver, es un mes... ¿Que hicimos hace un maldito mes?–evidentemente tener sexo, pero ese asunto no estaba en discusión, sino el calcular en que segundo se descuidaron; Elevando la mirada al cielo, Deidara comenzó a sacar cuentas–¿La reunión en casa de tus padres?

– No, ahí no –recordaba muy bien que ese día, aunque se le hubieran acabado los condones, seguía teniendo algunos guardados en su antigua habitación. No era un escondite particularmente caluroso y mucho menos húmedo, por lo que no dudaba de su efectividad.

–¿El cumpleaños de Naruto?–Inquirió, aunque no con muchas ganas, ya que a pesar de haber sido un día bastante caótico, recordaba los acontecimientos casi tan bien como su pareja.

Negó con la cabeza.

– Dormimos solamente

– ¿Nuestro aniversario?–Entonces Itachi se quedó repentinamente callado, y a él se le abrieron los ojos–Mierda, ¿Te pusiste algo esa vez?

Habiendo estado tan confundido como podría estarlo una persona que, por motivos de celebración, se tomaba en menos de dos horas casi dos botellas de vodka, tuvo que ser honesto.

– No lo recuerdo

– ¿Cómo mierda no te acuerdas?

– ¿Lo recuerdas tú? – Levantando una ceja con un escepticismo que le hizo torcer el gesto

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