A LA TERCERA LA VENCIDA

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Itachi Uchiha y Deidara se conocieron, salieron un par de meses y luego se casaron.

Así fueron las cosas entre ellos, y aunque al principio a sus respectivas familias le pareció una locura, ahora estaban felices por ellos. Más ahora que Deidara sujetaba en sus brazos al primogénito de ambos.

Por supuesto, el parto había sido muy doloroso y había jurado no volver a abrirle las piernas al bastardo, pero ahora que tenía a la criatura en los brazos, el dolor ya ni existía y hasta consideraba darle más hermanitos para que no se sintiera tan solo.

-Es igualito a Itachi-le dijo su suegra con tono cantarín mientras se inclinaba para ver al bebé.

Deidara sonrió porque sí, había dado a luz a un mini Itachi, desde el cabello negro, los ojos oscuros y la piel pálida.

Nadie podía poner en duda la paternidad de la criatura, Deidara estaba más que feliz, totalmente realizado y presentaba al bebé con el orgullo propio de un artista mostrando su obra de arte.

-Se ve que no trabajaste nada-le dijo Sasori cuando vino a conocer a la criatura.

-¿Qué?-Deidara parpadeó.

-Solo se parece a Itachi-señaló lo obvió con tono parco-¿te quedaste dormido y dejaste que Itachi hiciera todo el trabajo?-

Deidara volvió a parpadear y miró al bebé, nada de cabello rubio, ni de ojos azules ni de piel tostada.

Ya habían pasado cinco meses desde su nacimiento y cada vez se parecía más al bastardo de su marido.

¿Nueve meses de sufrimiento para que solo se pareciera a ese imbécil?

Mierda.

Cuando el niño tuvo dos años, Deidara tomó la decisión de continuar ampliando la familia.

Así que, una tarde cuando el niño estaba en casa de los abuelos, Deidara caminó por el extenso pasillo hasta la biblioteca, le quitó el libro que Itachi estaba leyendo y lo miró con el ceño fruncido.

-Quiero que hagamos otro bebé-

Itachi lo miró sin comprender y se dejó arrastrar por el rubio hasta la habitación.

Ese día hicieron el amor muchas veces y Deidara se mostró complaciente, atrevido y juguetón.

Itachi nunca lo había visto tan apasionado en la intimidad y se dejó llevar por los deseos de su esposo todas las veces que quiso.

Tres meses después, estaba encinta de nuevo.

-Sí, está vez se parecerá a mí, hm-confirmó con una sonrisa amplia mientras se acariciaba el vientre que aún no crecía.

Para su mala fortuna, cuando la bebé nació (sí, una niña), siguió pareciéndose a Itachi.

¿Dónde estaban sus genes? Deidara no podía creerlo ¡Se había esforzado mucho!

-¡Es igualita a mí!-dijo una muy emocionada Mikoto a los cinco meses. Deidara solo la miró con aburrimiento mientras la mujer frotaba su mejilla contra los regordetes cachetes de la bebé-¿Verdad que es igualita a mí?-

Bueno, Mikoto se parecía a Itachi o mejor dicho, Itachi se parecía a Mikoto, por lo tanto, la bebé se parecía a ella, a ellos.

Eso apestaba.

-Sí suegra, se parece a usted, hm-respondió sin esconder el desencanto en su voz.

Dicen que a la tercera va la vencida así que cuando la niña cumplió un año, Deidara se propuso a hacer al siguiente bebé.

-Pero, ¿no es muy pronto?-inquirió Itachi con suavidad mientras sujetaba a la bebé en sus brazos.

-No, quiero hacerlo y quiero hacerlo ahora-se cruzó de brazos.

Itachi tuvo que entregarle la bebé a Shisui para que la cuidara mientras él iba a satisfacer los deseos de su consorte.

Resultó que esta vez fueron gemelos, una niña y un niño, y los dos se parecían a Itachi.

Deidara no podía creerlo, mientras más se esforzaba más se parecían al imbécil del Uchiha, se dejó caer en la cama con pesadez y casi gimió de impotencia en tanto Itachi sostenía a ambos bebés.

Les sonreía con indulgencia mientras pensaba que iban a tener que contratar una empleada para que ayudara con la crianza de los niños porque Deidara se iba a volver loco una vez que los niños crecieran y se diera cuenta del kínder que habían fabricado, pero asta entonces...

-Malditos genes Uchiha juro que el siguiente se parecerá a mi-Itachi miro a su esposo sin comprender nada

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