Por error

03. Te tengo

Frustrada y con un humor de mil demonios abandonó el club luego de que Remus le asegurara que la joven empleada que estaba buscando se había marchado hacía ya más de una hora.
Se sentía insultada y descolocada, ¿Quién diablos era ella? Jamás la había visto, recordaría un rostro como ese.
 Pese a sus múltiples insistencias y sobornos se negaron rotundamente a darle algún tipo de información acerca de la joven, al parecer iba en contra de las políticas del lugar revelar información privada de sus empleados.
 Pansy solo podía pensar en mandar a demoler el maldito edificio, aunque luego de analizarlo mejor supo que no era tan buena idea, ya que si hacía eso de seguro no la volvería a ver.

Nadie se resistía a sus encantos, mucho menos a un elogio de su parte, era inexplicable que huyera sin siquiera intentar acercársele, daba por sentado que Remus le había advertido de su personalidad y la había alejado lo más pronto posible de ella, pero todos sus esfuerzos serian en vano. Cuando su mente se enfocaba en un objetivo no había nada que pudieran hacer al respecto y desde ese mismo instante en que fijó sus ojos en aquella linda mujer decidió que la haría suya. Al menos por una noche, quizá dos.

Mientras conducía y pensaba en sus contactos y artimañas para obtener el nombre y la dirección de la joven, el universo pareció estar de su lado y le abrió el camino de forma casi milagrosa. A lo lejos caminando por la cera vio como una pequeña figura pelirroja se movía de forma torpe y descuidada, la reconoció de inmediato.

- Te tengo.

°°°

No sabía como, ni por qué, pero en aquellos momentos se encontraba sentada en el asiento de copiloto de un auto con una completa desconocida.
Una extraña que además horas atrás su jefe le había advertido en reiteradas ocasiones no era una persona de fiar.

Ginny se sentía aturdida en exceso, nadie nunca jamás había logrado persuadirla de aquella manera tan sutil. Entre muchas suplicas, excusas y palabras dulces, había conseguido que entrara en el auto, casi como un niño pequeño que obedece la orden de sus padres.

Es persuasiva y además manipuladora- pensó para sus adentros. Aun no entendía como había cedido con tanta facilidad, eso la hacía sentirse molesta consigo misma y con aquella Alpha que no parecía estar en lo más mínimo afectada por la extraña situación.

Cuando finalmente sus nervios se lo permitieron, al notar que Pansy no hacia ningún movimiento extraño con ella, se permitió reconocer y explorar en dónde estaba. El vehículo se veía realmente costoso, en su vida se había subido a un auto de alta gama, los asientos eran suaves y cálidos, el aroma era fresco y la música de fondo hacía el ambiente muy agradable, de no ser porque estaba con un completo extraño y en algún punto sentía que había sido engañada para subir, lo disfrutaría mucho.

Pese a todos sus intentos Pansy no logro que Ginny le dijera absolutamente nada útil, tenia la guardia demasiado alta como para dejarse enredar por sus palabras otra vez. Contestaba a todas sus preguntas con evasivas y cuando no sabía como evitarla simplemente guardaba silencio. Ginny temía hacerla enfadar y que le diera una golpiza, pero lejos de producir ese sentimiento Pansy se veía aún más fascinada con su rechazo.

Eran poco más de las tres de la madrugada y aun no había llegado a casa, se sentía cansada, estaba realmente exhausta, sus piernas aun le dolían, su mente estaba aturdida y las horas de sueño perdidas parecían acumularse en ese momento.

Era tan cómodo estar recostada en aquel asiento, comenzó a comparar aquella sensación con estar sentada en el metro, en aquellos asientos duros y sucios, golpeando su cabeza contra el cristal de la ventana.
Casi sin darse cuenta se fue relajando cada vez más, hasta perderse completamente en sus sueños.